Según el servicio meteorológico del Reino Unido, los niveles de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera alcanzaron en 2024 el aumento anual más rápido registrado, superando con creces las proyecciones realizadas por la propia institución.
Este notable incremento de un gas que contribuye al calentamiento global fue impulsado por la quema de combustibles fósiles, incendios forestales devastadores y un debilitamiento de los sumideros de carbono naturales del planeta, según el Met Office.
Los científicos han advertido que a este ritmo, el mundo no podrá aspirar a mantener el calentamiento global dentro del límite de 1,5 °C, acordado por las naciones para evitar las peores consecuencias del cambio climático.
El año pasado, el nivel de CO2 en el observatorio de Mauna Loa, en Hawái, que lleva más de 60 años realizando estas mediciones, se disparó en 3,58 partes por millón (ppm). Esta cifra superó con creces la predicción del Met Office, que era de 2,84 ppm, e incluso el rango más alto de su estimación, que alcanzaba las 3,38 ppm.
El Met Office destacó que las mediciones por satélite también mostraron un aumento significativo a nivel global, lo que se atribuye al impacto de emisiones récord de combustibles fósiles, amplificadas por el debilitamiento de los sumideros de carbono naturales, como los bosques tropicales, y por incendios forestales excepcionales.
Un panorama alarmante para el clima global
Las lecturas del Mauna Loa, conocidas como la Curva de Keeling, datan de 1958 y representan el conjunto de datos más antiguo sobre las concentraciones de CO2 en la atmósfera. El aumento de CO2 y otros gases de efecto invernadero, como el metano, ha llevado a que las temperaturas globales alcancen niveles sin precedentes en 2024.
Recientemente, Copernicus, el monitor climático de la UE, informó que el aumento medio de temperatura durante los años 2023 y 2024 superó el umbral de 1,5 grados Celsius establecido en el Acuerdo de París de 2015. Aunque esto no se considera una violación permanente de este límite seguro —que se mide a lo largo de décadas, no de años individuales— muestra que el mundo se está acercando peligrosamente a ese umbral.
El Met Office y otros pronosticadores ya han proyectado que 2025 será un año ligeramente más fresco, aunque aún se espera que esté entre los tres más cálidos desde que se inició el registro moderno en 1850.
Richard Betts, quien lideró la previsión del Met Office, indicó que un cambio hacia el fenómeno climático de La Niña podría permitir a los sumideros naturales, como los bosques, absorber más carbono que en años recientes, lo que podría ralentizar temporalmente el aumento del CO2.
Sin embargo, advirtió que para detener el calentamiento global es necesario que la acumulación de gases de efecto invernadero en la atmósfera se detenga por completo y, posteriormente, comience a reducirse.
