La disputa legal entre Blake Lively y Justin Baldoni ha escalado de manera significativa tras la presentación de una demanda de 400 millones de dólares por parte del director, quien responde así a la acusación de acoso sexual y conducta indebida formulada por Lively en diciembre pasado. Esta situación ha captado la atención no solo de los medios de comunicación, sino también de expertos en derecho, dado el alto perfil de los implicados.
La demanda de Baldoni no se limita únicamente a Lively; su esposo, Ryan Reynolds, también ha sido mencionado en seis de los siete cargos de la denuncia civil. Según el abogado de difamación Jeff Lewis, esto no resulta sorprendente considerando las alegaciones formuladas. Baldoni sostiene que Reynolds participó en una reunión destinada a forzar una disculpa por parte de él y a ceder el control creativo sobre la película, un argumento central de su teoría de extorsión civil.
La reunión en cuestión, celebrada el 4 de enero de 2024, es un elemento clave en las demandas cruzadas de Lively y Baldoni. Durante este encuentro, que contó con la presencia de varios representantes de la producción, Lively presentó una lista de 17 cuestiones que deseaba abordar antes de regresar al rodaje, entre las cuales se incluían la necesidad de un coordinador de intimidad y la prohibición de besos no guionizados. Baldoni ha afirmado que no estaba al tanto de que estas cuestiones estaban relacionadas con su comportamiento y el de su socio productor, Jamey Heath.
La demanda de Baldoni también alega que tanto Lively como Reynolds intentaron presionar a la agencia de talentos William Morris Endeavor para que lo despidieran como cliente. Según la denuncia, Reynolds no solo actúa como el esposo de Lively, sino que se le atribuye una responsabilidad individual en las reclamaciones de Baldoni.
El contenido de la demanda incluye acusaciones de extorsión civil, difamación, invasión de la privacidad en falso, así como interferencia intencionada en relaciones contractuales y ventajas económicas. Lively es la única demandada por incumplimiento del deber de buena fe y trato justo.
La reunión del 4 de enero, que fue calificada como «traumática» por Baldoni, se centró en una lista de quejas leídas en voz alta por Lively, lo que llevó a un enfrentamiento entre Reynolds y Baldoni. Según la demanda, Reynolds exigió que Baldoni se disculpara por comportamientos que, según Baldoni, nunca tuvieron lugar o fueron gravemente malinterpretados.
Las tensiones se intensificaron tras el estreno de It Ends With Us el 6 de agosto, cuando comenzaron a surgir rumores sobre una disputa entre Baldoni y el resto del elenco. Se alega que Lively y Reynolds exigieron una disculpa pública por parte de Baldoni, lo que culminó en llamadas entre los ejecutivos de WME y los representantes de Baldoni, donde se comunicó la demanda de una declaración pública que describiera la producción como «problemática».
Una de las pocas cosas que no se disputan es un mensaje que Baldoni envió a su entrenador, preguntando sobre el peso de Lively antes de una escena en la que se suponía que debía levantarla. Esta consulta llevó a una confrontación con Reynolds, quien, según la demanda, acusó a Baldoni de «fat-shaming». Baldoni sintió que no tenía más remedio que ofrecer disculpas repetidas por lo que consideraba una pregunta razonable.
La defensa de Lively y Reynolds ha calificado la demanda de Baldoni como un intento de «cambiar la narrativa» y como un ejemplo del «manual del abusador». Sus abogados han afirmado que las acusaciones no refutan las pruebas presentadas en la demanda de Lively y que su estrategia es desesperada y, finalmente, fallida.
