El pasado 16 de enero de 2025, el lanzamiento del Starship de SpaceX culminó en un espectacular fracaso, cuando la nave se desintegró en una cascada de fuego sobre el Caribe, en un evento que ha despertado preocupación y un exhaustivo análisis por parte de las autoridades. La Administración Federal de Aviación (FAA) de Estados Unidos ha decidido suspender todos los vuelos de este cohete y ha ordenado a la empresa fundadora de Elon Musk llevar a cabo una investigación sobre el incidente.
Durante el suceso, las autoridades de las Islas Turcas y Caicos tomaron medidas inmediatas, desviando todos los vuelos en su espacio aéreo y advirtiendo a los residentes sobre el posible peligro de los escombros que cayeron a tierra. La FAA ha confirmado que no se registraron lesiones entre el público y se está trabajando para verificar cualquier daño a la propiedad pública en la zona afectada.
La FAA ha indicado que, conforme a los procedimientos establecidos, SpaceX está obligada a realizar una «investigación de accidente» para identificar las causas del incidente y proponer medidas correctivas. Esta investigación será revisada por la FAA antes de que se permita que el vehículo de lanzamiento vuelva a volar. Sin embargo, la compañía podría solicitar un regreso anticipado al vuelo si puede demostrar que se han implementado medidas de seguridad adecuadas y que el incidente no representa un riesgo para el público.
Detalles del incidente y su contexto
El evento ha generado una gran atención en redes sociales, donde se han compartido impresionantes fotografías y vídeos del espectáculo de escombros que iluminó el cielo. Las autoridades locales, en colaboración con expertos de la Agencia Espacial del Reino Unido, han reiterado su consejo a los residentes para que no toquen los restos que puedan encontrar, recordando que estos siguen siendo propiedad de la empresa espacial.
Starship, considerado el cohete más grande y potente jamás construido, es fundamental para las ambiciones de Musk de colonizar Marte y también está en el centro de los planes de la NASA para las misiones Artemis, que buscan llevar humanos de regreso a la Luna. Este lanzamiento no tripulado había sido el séptimo test orbital de Starship y el primero con una versión más alta y mejorada del cohete.
A pesar de la desintegración, SpaceX había demostrado su destreza técnica al recuperar la primera etapa del cohete utilizando los brazos de su torre de lanzamiento. Sin embargo, la alegría por este logro fue efímera, ya que se perdió contacto con la etapa superior poco después del lanzamiento, lo que llevó a la empresa a confirmar que había ocurrido una «descomposición rápida no programada», un eufemismo para referirse a una explosión.
El propio Musk, a través de sus redes sociales, reconoció que el incidente podría haberse debido a una «fuga de oxígeno/combustible» que causó una acumulación excesiva de presión. Aunque el futuro inmediato del programa de lanzamiento de SpaceX se ve cuestionado, Musk se mostró optimista, sugiriendo que no hay indicios de que el próximo lanzamiento se retrase más allá del mes siguiente.