Un reciente estudio publicado en las Proceedings of the National Academy of Sciences ofrece un nuevo marco teórico que busca comprender cómo los rasgos culturales se transmiten entre las poblaciones, centrándose en la dinámica entre la conformidad y la anti-conformidad. Este enfoque, desarrollado por investigadores del Instituto Santa Fe y la Universidad de Stanford, podría arrojar luz sobre fenómenos sociales actuales como la polarización política y la difusión de la desinformación.
El trabajo, liderado por Kaleda Denton, expande modelos anteriores al incorporar la idea de que los individuos no siempre se agrupan en torno a un rasgo medio, sino que tienden a conformarse con rasgos que están más agrupados entre sí. Por ejemplo, en contextos políticos, esto podría significar que las personas que se identifican con ideologías extremas, ya sean de izquierda o de derecha, se agrupan entre sí, en lugar de buscar un punto medio que muchas veces no refleja la realidad social.
La importancia de la modelización matemática
Los modelos tradicionales de conformidad asumían que las personas tienden a adoptar rasgos en torno a un promedio, lo que puede ser efectivo en ciertas situaciones, como en hábitos de trabajo o tamaños de porciones alimenticias. Sin embargo, cuando la mayoría de la población se encuentra en extremos, el promedio se convierte en un indicador engañoso de popularidad. Esta investigación propone un modelo que tiene en cuenta la agrupación de rasgos, permitiendo una representación más precisa de cómo las decisiones individuales afectan a la sociedad en su conjunto.
Las simulaciones computacionales realizadas por el equipo han demostrado que la conformidad puede llevar a la agrupación de individuos en torno a rasgos específicos, pero no necesariamente al promedio. En contraste, la anti-conformidad genera patrones de polarización, donde los individuos tienden a concentrarse en los extremos, dejando el centro escasamente poblado. Esta dualidad proporciona una nueva perspectiva sobre la manera en que las ideologías y prácticas culturales se establecen y mantienen en un contexto social.
Uno de los hallazgos más interesantes del estudio es que las poblaciones rara vez convergen hacia un único rasgo, a menos que se imponga la suposición irreal de una copia perfecta del comportamiento. Las pequeñas variaciones en la interpretación y adopción de rasgos conducen a una diversidad persistente, lo que se alinea con la observación del mundo real, donde las prácticas culturales e ideológicas no se promedian, sino que mantienen una variabilidad significativa.
Los autores del estudio sugieren que este nuevo marco teórico podría tener implicaciones amplias, desde la comprensión del comportamiento electoral hasta la dinámica de las tendencias en redes sociales. Denton destaca que el objetivo final es entender cómo las decisiones individuales impactan en patrones sociales a lo largo del tiempo, lo que podría ser crucial para abordar problemas contemporáneos como la polarización política y la difusión de noticias falsas.
Más información:
Elisa Heinrich Mora et al, Conformity to continuous and discrete ordered traits, Proceedings of the National Academy of Sciences (2025). DOI: 10.1073/pnas.2417078122
