Donald Trump fue investido como el 47º presidente de los Estados Unidos el pasado lunes, convirtiéndose en el segundo presidente en la historia del país en ser elegido para mandatos no consecutivos. En su discurso inaugural, Trump delineó su visión para crear una “edad dorada” en América, abordando temas que van desde la independencia energética y la reforma migratoria, hasta el fin de guerras en todo el mundo y la colonización de Marte.
La «edad dorada de América»
“La edad dorada de América comienza ahora mismo,” anunció Trump, añadiendo que Estados Unidos “será pronto más grande, más fuerte y mucho más excepcional que nunca.” En su discurso, describió los últimos cuatro años como una serie de “traiciones” hacia el pueblo estadounidense por parte de “un establecimiento radical y corrupto”, declarando la fecha de su investidura como “Día de la Liberación.”
“A partir de este momento, el declive de América ha terminado,” afirmó Trump, describiendo sus próximas acciones ejecutivas como el inicio de “la completa restauración de América y la revolución del sentido común.”
Emergencia migratoria
Trump anunció una detención inmediata de “todas las entradas ilegales” en Estados Unidos a través de la frontera sur, la reinstauración de su política que obliga a los solicitantes de asilo a esperar en México, el fin de la práctica de liberar a los inmigrantes ilegales en el país y el inicio de la deportación de “millones y millones de criminales extranjeros” a sus países de origen.
Los carteles de drogas mexicanos serán designados como organizaciones terroristas extranjeras, mientras que las pandillas criminales extranjeras que han tomado control en algunas ciudades de EE. UU. serán perseguidas bajo la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798, según lo declarado por el recién investido presidente.
Independencia energética y política comercial
Trump argumentó que Estados Unidos posee vastos recursos naturales que pueden asegurar su independencia energética y poder global. Anunció que declarará una emergencia energética nacional, permitiendo nuevas perforaciones para petróleo y gas, y abolirá el “nuevo acuerdo verde” que intentaron implementar los demócratas.
“Exportaremos energía estadounidense por todo el mundo. Volveremos a ser una nación rica, y es ese oro líquido bajo nuestros pies lo que ayudará a lograrlo,” afirmó.
Además, Trump anunció su intención de convertir a EE. UU. en “una nación manufacturera una vez más.” Se comprometió a revisar la política comercial para proteger a los trabajadores estadounidenses, estableciendo el Servicio de Ingresos Externos para recaudar aranceles y derechos sobre las importaciones.
“En lugar de gravar a nuestros ciudadanos para enriquecer a otros países, gravaremos y tasaremos a los países extranjeros para enriquecer a nuestros ciudadanos,” dijo.
Cuestiones de género y política exterior
Trump anunció que Estados Unidos pondrá fin a la política de “intentar ingenierizar socialmente la raza y el género en cada aspecto de la vida pública y privada,” estableciendo que, a partir de ese lunes, la política del gobierno estadounidense es que “solo hay dos géneros: masculino y femenino.”
En cuanto a la política exterior, Trump se comprometió a “construir el ejército más fuerte que el mundo haya visto jamás,” para que Estados Unidos pueda “reclamar su lugar legítimo como la nación más grande, poderosa y respetada del mundo.” Afirmó que medirá su éxito no solo por las batallas ganadas, sino también por las guerras que se terminan, y quizás lo más importante, las guerras en las que nunca se entra.
Trump también anunció que Estados Unidos buscará recuperar el control del Canal de Panamá, argumentando que Panamá “violó totalmente” el tratado de 1977 que lo devolvió al país, al colaborar con China. Además, propuso renombrar el Golfo de México como el Golfo de América y restablecer el nombre de Mount McKinley para la montaña más alta de América del Norte, que fue cambiada a Denali en 2015.
Finalmente, Trump expresó su deseo de que Estados Unidos “una vez más actúe con coraje, vigor y la vitalidad de la mayor civilización de la historia,” argumentando que el país necesita comportarse como una “nación en crecimiento,” que expande tanto su territorio como su riqueza. “Lanzaremos astronautas estadounidenses para plantar las estrellas y rayas en el planeta Marte,” concluyó, refiriéndose a la doctrina de expansión continental de los primeros días de EE. UU.