La complejidad del poder en la democracia parlamentaria española
En las democracias parlamentarias, el poder se adquiere mediante la elección de representantes en las cámaras legislativas, quienes a su vez eligen al presidente del Gobierno. Este fue el caso de Pedro Sánchez en 2023, quien, pese a no ser el candidato más votado en las urnas, logró constituir una mayoría parlamentaria que le permitió ser investido. Sin embargo, transcurrido poco más de un año desde su investidura, esa mayoría ya no se encuentra vigente, lo que plantea serias dificultades para su gobierno.
Es evidente que Pedro Sánchez tiene la capacidad de influir en diversos ámbitos, como ha demostrado recientemente al cambiar a su antojo a la cabeza de Telefónica. No obstante, tener poder no siempre se traduce en la capacidad de gobernar eficazmente. La actual situación del Gobierno de Sánchez se complica, ya que necesita el respaldo del Congreso para implementar sus políticas, un apoyo que ha mostrado ser escaso en las últimas semanas. Esta falta de consenso pone de manifiesto las dificultades que enfrenta para mantener una gobernanza estable y efectiva.
Por otro lado, las tensiones entre el Ejecutivo y sus socios parlamentarios, como se evidencia en las declaraciones de la portavoz de Puigdemont, quien ha calificado al Gobierno de «trilero, pirata y gandul», resaltan la fragilidad de las alianzas políticas en este contexto. Las acusaciones hacen que resulte complicado imaginar cómo se pueden lograr acuerdos a largo plazo con aliados que expresan tan abiertamente su descontento. En este escenario, la capacidad de Sánchez para navegar en un entorno político tan volátil se convierte en un desafío constante para su administración.
