Un reciente estudio liderado por investigadores de la Universidad de California, Los Ángeles (UCLA) ha arrojado luz sobre cómo las respuestas fisiológicas al estrés en los monos capuchinos de cara blanca en Costa Rica pueden jugar un papel crucial en su supervivencia durante eventos climáticos extremos, como las sequías. Este trabajo, publicado en la revista Science Advances, se enfoca en la adaptación de la respuesta al estrés en primates salvajes, desafiando la noción predominante de que el estrés es siempre perjudicial para los organismos.
La investigación se llevó a cabo durante una de las sequías más severas asociadas con el fenómeno de El Niño, que tuvo lugar entre 2014 y 2016. Los científicos aprovecharon esta «experiencia natural» para analizar cómo las respuestas hormonales de los capuchinos a situaciones de estrés moderado influyeron en su capacidad para sobrevivir a condiciones extremas. Susan Perry, una de las autoras del estudio y antropóloga evolutiva, destacó que el objetivo era entender cómo una respuesta al estrés más robusta podría ayudar a los individuos a enfrentar desafíos mayores.
Un análisis del impacto de la sequía
Durante la sequía, los monos capuchinos comenzaron a mostrar signos de desnutrición, lo que llevó a un aumento en las tasas de mortalidad, especialmente entre las crías y las hembras mayores. Este fenómeno resultó en un cambio notable en su comportamiento habitual, ya que las madres abandonaron a sus crías y los cuidadores de bebés también se negaron a asumir funciones de cuidado. La investigación se enfocó en 14 hembras que sobrevivieron y 14 que fallecieron, analizando los niveles de glucocorticoides, hormonas que regulan el metabolismo y la respuesta inmunitaria, en muestras fecales recogidas en los seis años previos a la sequía extrema.
Los hallazgos revelaron que aquellos monos que mostraron un aumento más pronunciado en los niveles de estas hormonas durante sequías moderadas tenían más probabilidades de sobrevivir al estrés severo de la sequía de El Niño. Este descubrimiento no solo aporta evidencia sobre la naturaleza adaptativa de la respuesta al estrés, sino que también pone de manifiesto la importancia de los estudios a largo plazo en la comprensión de cómo los animales salvajes se enfrentan a los cambios ambientales extremos, una preocupación cada vez más relevante en el contexto del cambio climático global.
El estudio no solo proporciona información valiosa sobre los mecanismos de adaptación de los primates, sino que también resalta la necesidad de estrategias de conservación adecuadas que consideren la capacidad de adaptación de diferentes especies ante un entorno en constante cambio. Por ejemplo, poblaciones de animales en peligro de extinción que no pueden adaptarse rápidamente a nuevos entornos climáticos pueden requerir reubicación para asegurar su supervivencia.