El pasado 7 de enero, en un contexto marcado por la reciente caída del régimen de Bashar el Asad en Siria, el ministro de Exteriores de Ucrania, Andrii Sybiha, propuso a su homólogo español, José Manuel Albares, la posibilidad de realizar envíos conjuntos de trigo a Siria, un país que enfrenta una grave crisis alimentaria. En este acuerdo, Ucrania se encarga de proporcionar el cereal, mientras que España financiaría la mayor parte del envío.
Recientemente, fuentes cercanas al Gobierno de Zelenski en Madrid confirmaron que ya han salido de Odesa 500 toneladas de harina, aunque no todas corresponden al plan de ayuda conjunto con España. Este acuerdo se formalizó justo antes del viaje de Albares a Damasco el 16 de enero, donde anunció un paquete de ayudas de más de 11 millones de euros para Siria, que incluye una partida urgente de 1,6 millones de euros en harina de trigo, en el marco del programa Grain from Ukraine.
Un gesto humanitario con implicaciones estratégicas
Aunque el acuerdo es un gesto humanitario ante la acuciante necesidad de alimentos en Siria, también tiene una dimensión estratégica. Este movimiento ha captado la atención del alto mando militar español, dado que se entrelaza con la diplomacia de defensa de Ucrania y España, que tiene tropas desplegadas en la vecindad de Siria. Fuentes militares han indicado que habrá más envíos de grano y otros gestos amistosos menos visibles hacia Damasco.
La situación en Siria ha cambiado drásticamente desde la caída del régimen de Asad, y con Rusia perdiendo influencia en la región, los servicios de inteligencia occidentales están cada vez más interesados en establecer una presencia propia en el país. España, que en los años 90 contaba con información valiosa sobre Siria a través del CESID y luego del CNI, busca recuperar esa capacidad de inteligencia, especialmente en un área vital para la seguridad nacional y para la protección de sus tropas en misión de cascos azules.
La inteligencia militar española se vio debilitada tras la expulsión del embajador sirio en Madrid en 2012 y la retirada del último embajador español en Damasco. Desde entonces, España ha dependido en gran medida de informes de aliados, lo que ha limitado su capacidad de obtener información directa sobre la situación en Siria.
Ucrania, por su parte, ha consolidado su política de utilizar el trigo y otros alimentos como herramientas de influencia internacional. Desde el inicio de su programa Grain from Ukraine en noviembre de 2022, ha enviado más de 286.000 toneladas de productos agrícolas a varios países de África y Asia. Este enfoque busca no solo aliviar la crisis alimentaria en esos países, sino también contrarrestar la influencia rusa en regiones donde Moscú ha intentado establecerse como líder o protector.
En el caso de Siria, el envío de trigo con financiación occidental tiene como objetivo contrarrestar la propaganda rusa, que ha utilizado el reclutamiento de mercenarios para fortalecer su presencia en el conflicto. España ha participado financieramente en el programa Grain from Ukraine en varias ocasiones, con el objetivo de apoyar al pueblo ucraniano y contribuir a la seguridad alimentaria global.
El compromiso de España con este programa se ha materializado en varias entregas, incluyendo 1,5 millones de euros anunciados en noviembre, 4,4 millones en marzo de 2023 y 2,7 millones en diciembre de 2022. Estas aportaciones buscan mitigar el impacto de la guerra en los países más vulnerables, reflejando una política exterior que combina la ayuda humanitaria con intereses estratégicos en la región.
