El primer ministro húngaro, Viktor Orban, ha amenazado con bloquear la renovación de las sanciones de la Unión Europea (UE) contra Rusia si Ucrania no reanuda el tránsito de gas a través de su territorio. Esta advertencia ha generado una fuerte reacción por parte de otros líderes europeos, quienes consideran que tal acción podría interpretarse como un alineamiento de Orban con el Kremlin.
El primer ministro polaco, Donald Tusk, ha sido uno de los más críticos, afirmando que si Orban obstruye las sanciones, se le tratará como si estuviera del lado de Rusia, lo que conllevaría “consecuencias” para Hungría. Desde el inicio del conflicto en Ucrania en febrero de 2022, la UE ha impuesto 15 rondas de sanciones económicas a Moscú, que incluyen la congelación de activos soberanos y la ruptura de casi todos los lazos comerciales y energéticos entre el bloque y Rusia. Estas sanciones deben renovarse cada seis meses con el consentimiento unánime de los 27 estados miembros de la UE, siendo la próxima fecha límite el 31 de enero.
Las tensiones en torno al gas ruso
Orban ha dejado claro que está dispuesto a “tirar del freno de mano” en la renovación de las sanciones si Kiev no reanuda un acuerdo de tránsito con Gazprom, la empresa energética rusa. Tusk ha expresado que si Orban bloquea las sanciones en un momento crucial para la guerra, será evidente que está jugando en el equipo de Vladimir Putin, y no en el de Europa.
La respuesta del ministro de Relaciones Exteriores húngaro, Peter Szijjarto, no se hizo esperar. En un mensaje en Facebook, acusó a Tusk de ser un agente del financiero liberal George Soros y defendió la postura de Hungría, afirmando que “no queremos seguir pagando el precio de las guerras de otros” y que su prioridad es la seguridad del suministro energético del país.
No solo Orban ha mostrado su descontento. El primer ministro eslovaco, Robert Fico, también ha amenazado con vetar cualquier futura ayuda de la UE a Ucrania debido a la decisión de Kiev de interrumpir el tránsito de gas. Fico ha advertido que podría incluso detener el suministro de electricidad a Ucrania y recortar la ayuda humanitaria, dado que Eslovaquia depende del gas ruso para cubrir aproximadamente el 60% de su demanda energética.
Desde el inicio del conflicto, Orban ha abogado por una resolución diplomática y ha criticado a sus colegas de la UE por prolongar la violencia al proporcionar apoyo financiero y militar a Ucrania. Además, ha amenazado con vetar varios paquetes de sanciones de la UE, aceptando estas medidas solo después de obtener concesiones de Bruselas, como una exención parcial del embargo de petróleo y garantías de que su sector nuclear no se verá afectado por futuros paquetes.
