Francia ha logrado recuperar el título del prestigioso Bocuse d’Or, considerado por muchos como la «copa del mundo» de la gastronomía. En esta edición, celebrada en el Eurexpo de Lyon, el equipo francés, liderado por el chef de 28 años Paul Marcon, superó a los defensores del título, Dinamarca y Suecia, en una competición que ha dejado una profunda huella en el panorama culinario internacional.
El triunfo de Francia no solo representa un reconocimiento a la excelencia en la alta cocina, sino que también evoca la memoria del chef Paul Bocuse, fundador del certamen, fallecido en 2018. La competición, que se lleva a cabo cada dos años, se ha convertido en un escaparate de talento culinario, con 24 equipos internacionales que luchan por el oro en un intenso enfrentamiento que dura dos días.
En esta edición, los concursantes tuvieron que demostrar su habilidad en la creación de platos que realzaran ingredientes como el apio, el róbalo y la langosta, así como un plato principal que incorporara venado, foie gras y té. Los chefs contaron con un tiempo limitado para presentar sus obras, lo que añade un nivel adicional de dificultad y emoción al evento.
La victoria de Marcon fue celebrada con entusiasmo por el público en la sala, muchos de los cuales eran franceses que apoyaban a su equipo. Su padre, Régis Marcon, también ganador del Bocuse d’Or en 1995, estuvo presente para celebrar el éxito junto a su hijo. Además, Camille Pigot, asistente de Marcon, fue galardonada como la mejor chef commis, lo que añade un plus a la destacada actuación del equipo francés.
El Bocuse d’Or, que comenzó en 1987, no solo busca premiar a los mejores chefs del mundo, sino que también se ha convertido en un fenómeno cultural que atrae la atención de los aficionados a la alta cocina en todo el planeta. La edición de este año, la vigésima, ha sido un homenaje a la figura de Bocuse y a su legado en la gastronomía mundial.
