La administración de Donald Trump ha tomado una medida drástica al suspender a aproximadamente 60 funcionarios de alto rango de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID). Esta decisión, que ha generado un amplio debate, se enmarca en un contexto de cambios significativos en las políticas de ayuda exterior de EE.UU. y se ha justificado como un intento de evitar la disidencia interna.
Según un memorando interno obtenido por Reuters y Associated Press, la suspensión de estos empleados se produce tras la firma de una orden ejecutiva por parte del presidente Trump, que establece una pausa de 90 días en la mayoría de las ayudas exteriores para llevar a cabo una revisión exhaustiva del gasto. En el documento, el nuevo liderazgo de USAID argumenta que ciertas acciones de la agencia «parecen estar diseñadas para eludir las órdenes ejecutivas del presidente y el mandato del pueblo estadounidense».
Un ambiente de temor en USAID
El administrador interino de USAID, Jason Gray, comunicó en el memorando que los empleados suspendidos recibirán su salario y beneficios completos hasta nuevo aviso, mientras se lleva a cabo un análisis de sus acciones. Sin embargo, críticos dentro de la agencia han descrito la atmósfera como un «efecto paralizante masivo», sugiriendo que esta medida busca silenciar a aquellos que buscan excepciones para programas que consideran «esenciales».
Entre las solicitudes de exención, se encuentran varios proyectos relacionados con Ucrania, considerados críticos por algunos diplomáticos estadounidenses. La pausa en la ayuda exterior ha llevado a la paralización de programas y despidos de personal a nivel global. El secretario de Estado, Marco Rubio, ha eximido únicamente los programas de alimentos de emergencia y la ayuda militar a Israel y Egipto de esta congelación.
Es importante destacar que Estados Unidos, como el mayor donante mundial, distribuyó aproximadamente 72 mil millones de dólares en diversas formas de asistencia a gobiernos extranjeros e instituciones internacionales en el año fiscal 2023. Washington representa más del 42% de toda la ayuda rastreada por las Naciones Unidas. A pesar de las garantías de Rubio de que la ayuda vital no se vería afectada, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, Filippo Grandi, ha anunciado inevitables recortes de gastos y congelaciones operativas.
Los defensores de Trump sostienen que estas medidas son parte de su promesa electoral de reducir la burocracia y el despilfarro gubernamental. Sin embargo, la comunidad internacional observa con preocupación cómo estas decisiones pueden impactar la asistencia humanitaria y el papel de EE.UU. en el ámbito global.