La Lechuza de Campanario: Un Símbolo de Cooperación en el Medio Oriente
En un contexto marcado por conflictos y divisiones, un inusual símbolo de cooperación ha surgido en el Medio Oriente: la lechuza de campanario. Esta ave rapaces, que se destaca por su eficacia en el control de plagas, ha reunido a académicos árabes e israelíes en un esfuerzo conjunto por preservar su población. Recientemente, expertos de 12 países se dieron cita en Grecia para abordar una iniciativa que se originó hace décadas como una colaboración entre Israel y Jordania, centrada en la protección de esta especie.
La lechuza de campanario, de rostro pálido y tamaño similar a una caja de zapatos, es un depredador formidable que se alimenta de roedores, contribuyendo de esta manera a la protección de los cultivos agrícolas. Según Yossi Leshem, profesor emérito de la Universidad de Tel Aviv, “una pareja de lechuzas puede consumir entre 2,000 y 6,000 roedores al año, lo que permite a los agricultores reducir el uso de pesticidas.” Sin embargo, la modernización de la construcción ha disminuido sus hábitats naturales, lo que ha llevado a una reducción significativa en sus poblaciones.
Las iniciativas de conservación se enfocan en mitigar el impacto de la urbanización mediante la creación de redes de nidos artificiales, que generalmente son cajas de madera modificadas, y en la disminución del uso de venenos que afectan a las aves rapaces. Este proyecto, que comenzó en la década de 1980, ha crecido desde 14 cajas de nidificación en un kibutz hasta un total de 5,000 en Israel, con colaboraciones en Jordania, Palestina, Chipre y Marruecos. La perseverancia de los científicos árabes e israelíes ha permitido que esta colaboración continúe incluso en tiempos de tensión y conflicto, adaptándose a las circunstancias mediante reuniones virtuales y conferencias internacionales.
