La administración del expresidente estadounidense Donald Trump ha decidido abrir las puertas de la sala de prensa de la Casa Blanca a lo que ha denominado “nuevos medios”, en un contexto donde la confianza del público en los medios de comunicación tradicionales ha ido en declive. Esta decisión fue anunciada por la secretaria de prensa, Karoline Leavitt, durante una rueda de prensa reciente.
Leavitt subrayó que el gobierno de Trump se dirigirá a todos los medios de comunicación y personalidades, no solo a aquellos que se consideran parte de los medios tradicionales. En este sentido, extendió una invitación a “periodistas independientes, podcasters, influencers de redes sociales y creadores de contenido” para que soliciten credenciales para acceder a la sala de prensa James S. Brady, ubicada en el ala oeste de la Casa Blanca.
Como parte de esta nueva política, se ha creado un “asiento de nuevos medios”, que anteriormente estaba reservado para un miembro del personal de la secretaria de prensa, y que ahora será ocupado por un periodista de este nuevo grupo. Leavitt enfatizó que esta decisión responde a la tendencia de “millones de estadounidenses, especialmente jóvenes, que han dejado de consumir noticias a través de la televisión y los periódicos tradicionales, optando por podcasts, blogs, redes sociales y otros medios independientes”.
Declive de la confianza en los medios tradicionales
Según datos de la encuestadora Gallup, la confianza en los medios de comunicación ha disminuido de manera constante en Estados Unidos desde mediados de la década de 1970. En los últimos tres años, un 36% de los estadounidenses ha expresado una desconfianza total hacia los medios, lo que refleja una erosión más amplia de la confianza en las instituciones nacionales.
La relación de Trump con los medios de comunicación tradicionales ha sido tensa, habiendo calificado a algunos de ellos como “enemigos del pueblo” y difusores de “noticias falsas”. Esta animosidad se intensificó durante su primer mandato, entre 2017 y 2021, en medio de las acusaciones de “Russiagate”, donde periodistas críticos afirmaron que el presidente había “coludido” con Moscú para ser elegido. Sin embargo, este relato ha sido en gran medida desacreditado, incluso por el fiscal especial Robert Mueller, quien no presentó cargos criminales que sustenten dichas afirmaciones.
En la actualidad, los medios de comunicación tradicionales, especialmente aquellos con una inclinación hacia la izquierda, enfrentan desafíos significativos. Grandes cadenas como MSNBC, CNN y el Washington Post están lidiando con pérdidas de audiencia y caídas en los ingresos, lo que ha llevado a reestructuraciones y despidos para reducir costos.