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La artista lituana Gertrūda Gilytė teje amor propio en cada puntada: 65 bufandas y un mensaje al mercado del arte

In Cultura
febrero 01, 2025

La artista lituana Gertrūda Gilytė ha tejido el mismo tipo de bufanda en 65 ocasiones y planea continuar haciéndolo hasta recibir el reconocimiento del mercado del arte. Su proyecto, que comenzó hace tres años, se ha convertido en una reflexión acerca de la autoafirmación y la comercialización del autocuidado.

Gilytė comenzó este extenso proyecto con una bufanda de lana verde neón que lleva inscrita la frase «Te quiero, Gertrūda». Desde entonces, ha utilizado este acto de tejer como una forma de arte conceptual, documentando su proceso a través de videos en TikTok, donde explora temas de autoayuda y autoestima. La artista, que también trabaja como investigadora de mercado en Berlín, ha encontrado en el tejido una manera tangible de expresar sus inquietudes sobre la percepción de sí misma y su lugar en el mundo del arte.

La idea de Gilytė surgió tras un proyecto anterior en Instagram, que se centraba en el pensamiento positivo y la ley de la atracción. En ese proyecto, que abarcó más de 700 minutos de repeticiones visuales, la artista se propuso afirmaciones como «Soy una artista exitosa, tendré mi obra en una exposición». Sin embargo, sentía que el formato era limitado y buscaba una forma más física de expresar sus pensamientos. Fue entonces cuando se topó con el acto de tejer.

En sus palabras, Gilytė explica que se inspiró en un libro sobre neuroplasticidad que destacaba el tejido como una herramienta efectiva para reprogramar patrones de pensamiento negativos. Este descubrimiento la llevó a incorporar la frase «Te quiero, Gertrūda» en sus bufandas, como un ejercicio de autocompasión. Cada bufanda es única, con letras coloridas y torpes que contrastan con la suavidad de los puntos de lana, creando una conexión emocional con el espectador.

En un contexto donde la cultura del autocuidado ha cobrado fuerza en redes sociales, Gilytė utiliza su arte para criticar la superficialidad de estas prácticas. Aunque muchos consideran su proyecto como una expresión auténtica de autocuidado, su intención es evidenciar cómo el desarrollo personal se ha convertido en una performance, donde la vulnerabilidad se transforma en una búsqueda constante de validación. “La repetición de esta afirmación es tanto triste como positiva. Hay un elemento poético y trágico en esperar escuchar esto de los demás”, reflexiona.

En sus interacciones en TikTok, Gilytė ha encontrado una comunidad de apoyo, con numerosos seguidores interesados en adquirir sus bufandas. No obstante, ella se mantiene firme en su decisión de no venderlas aún, hasta que el mercado del arte reconozca su valor como objetos artísticos. «Seguiré tejiendo hasta que se reconozca su valor», asegura. Para ella, la duración del proyecto no es un obstáculo, sino un camino hacia el crecimiento personal. Al acumular más bufandas, Gilytė se siente fortalecida por el proceso, sin importar si alguna vez logra venderlas.

La popularidad del tejido ha aumentado notablemente entre las generaciones más jóvenes desde la pandemia de COVID-19. Actividades como el crochet y el bordado han sido reinventadas como formas de expresión artística y de autocuidado. En este contexto, Gilytė ha desafiado la imagen tradicional del tejido, proponiendo que “tejer es el nuevo fumar”, y resaltando sus beneficios como una forma de mindfulness y compromiso.

Su obra se inspira en artistas de la performance como Tehching Hsieh y Wolfgang Stoerchle, quienes han explorado conceptos de resistencia. A través de su enfoque, Gilytė busca demostrar que el arte puede existir sin la presión de la comercialización inmediata, encontrando valor en el proceso en sí mismo. “El arte no tiene que fallar; cuanto más tiempo pase sin vender mis bufandas, más impresionante se vuelve mi obra”, concluye.

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