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Descubren un hongo que convierte a las arañas en «zombis» y revela nuevos secretos sobre la morfología de los perros

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febrero 01, 2025

Esta semana, la comunidad científica ha hecho varios anuncios destacados que despiertan tanto curiosidad como reflexión. Entre las novedades, se ha reportado el descubrimiento de un supertierra que podría ser capaz de sostener vida, así como la creación del primer ratón generado a partir de células madre embrionarias de dos padres. Además, investigadores han logrado conciliar evidencias morfológicas y genómicas sobre el origen geográfico de las ovejas domésticas a lo largo de milenios, aportando luz sobre la migración humana.

En un ámbito más peculiar, se ha descubierto un hongo que controla el cerebro de las arañas; los físicos han presentado pruebas de que no es posible escapar de la segunda ley de la termodinámica, incluso en el ámbito cuántico; y se ha llegado a la conclusión de que las diferencias morfológicas entre las razas de perros tienen menos que ver con la cría específica para tareas y más con su atractivo estético.

El hongo que convierte a las arañas en zombis

Un grupo de biólogos de una colaboración internacional ha descubierto un hongo que infecta a las arañas tejedores de cuevas, alterando su comportamiento habitual de reclusión y llevándolas a exponerse a riesgos para facilitar la dispersión del hongo. El hongo, denominado Gibellula attenboroughii en honor al naturalista Sir David Attenborough, induce a las arañas del género Metellina merianae a abandonar sus sombras y ocupar los espacios superiores de las cuevas, donde son más propensas a morir. Este fenómeno recuerda a otros casos en la naturaleza, como el hongo Ophiocordyceps, que infecta a las hormigas, transformando su comportamiento en una búsqueda de la propagación del patógeno.

Los investigadores han encontrado más especímenes de este hongo en sistemas de cuevas en Irlanda del Norte y la República de Irlanda, incluyendo infecciones en una araña relacionada, Meta menardi. Este descubrimiento no solo resalta la complejidad de las interacciones en el ecosistema, sino que también plantea preguntas sobre el impacto de estos organismos sobre su entorno.

Entropía y el universo cuántico

La segunda ley de la termodinámica establece que la entropía en un sistema cerrado aumentará con el tiempo. Sin embargo, el universo cuántico presenta fenómenos extraños que desafían nuestra comprensión. Investigadores de la Universidad Técnica de Viena han abordado un vacío en esta ley, demostrando que si se define la entropía de una manera compatible con la física cuántica, esta también aumentará en un sistema cuántico inicialmente ordenado hasta alcanzar un estado final de desorden. Esto se debe a que es imposible conocer toda la información sobre un sistema cuántico, ya que nuestro conocimiento se basa en probabilidades. Así, calcular la entropía de un observable específico dentro del sistema podría mostrar resultados en los que el observable cambia con el tiempo, mientras que el sistema en sí no lo hace.

Por último, un estudio de la Universidad Chapman ha puesto en tela de juicio la creencia de que ciertas razas de perros están morfológicamente especializadas para tareas específicas. Utilizando técnicas de reconstrucción 3D, los investigadores analizaron 117 cráneos de 40 razas de perros domesticados y 18 especies de perros salvajes. Los resultados revelaron una superposición considerable en las formas de los cráneos entre las razas, sugiriendo que las características físicas pueden haber sido seleccionadas más por razones estéticas que funcionales. Este hallazgo invita a reflexionar sobre la influencia humana en la cría de animales y cómo nuestras preferencias pueden haber moldeado la diversidad de especies que conocemos hoy.

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