La Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos ha puesto en marcha un programa de «compra de salidas» para sus empleados, en un esfuerzo por reducir el tamaño del gobierno federal bajo la administración del expresidente Donald Trump. Según informes de CNN y el Wall Street Journal, esta iniciativa busca transformar la agencia en una herramienta más «agresiva» para ejercer influencia en los países vecinos de Estados Unidos.
El programa, oficialmente denominado «Jubilación Diferida», ofrece a los empleados la oportunidad de renunciar con aproximadamente ocho meses de salario y beneficios. Esta medida forma parte de un esfuerzo más amplio que podría afectar a 2,4 millones de empleados federales, con el objetivo de optimizar las operaciones gubernamentales, promover la eficiencia y ahorrar decenas de miles de millones de dólares en gastos públicos.
Reestructuración y Nuevas Prioridades
El director de la CIA, John Ratcliffe, tomó la decisión de que la agencia participara en este programa, con la esperanza de «infundir a la agencia una energía renovada». Sin embargo, el interés en esta propuesta ha sido relativamente bajo, ya que surgen dudas sobre si los agentes que se acojan a ella podrán aceptar otro empleo durante el periodo de pago o si podrán regresar al gobierno en el futuro.
Además, se ha congelado la contratación de nuevos empleados que ya habían recibido ofertas de trabajo condicionales. Según un asistente de Ratcliffe, algunos de estos candidatos podrían ser descartados si se considera que no cumplen con los requisitos para avanzar en la nueva agenda de la CIA, que ahora se centrará más en el Hemisferio Occidental.
Entre las nuevas prioridades de la agencia se incluye la obtención de información para ganar ventaja en negociaciones comerciales, especialmente en el contexto de la disputa comercial con México. Asimismo, la lucha contra los carteles de drogas mexicanos, considerados terroristas por la administración Trump, se ha convertido en una de las principales metas de la CIA.
El programa de compra de salidas ha sido implementado en la mayoría de las agencias gubernamentales, con la excepción del ejército y el Servicio Postal. En el marco de esta reestructuración, la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) ha sido significativamente reducida, y su oficina principal ha sido cerrada, tras ser criticada por la administración por supuesta mala gestión de fondos y por no avanzar en los objetivos de política exterior de Estados Unidos.
Hasta la fecha, solo alrededor de 20,000 empleados federales han aceptado participar en el programa de compra de salidas, lo que representa aproximadamente el 1% de la fuerza laboral federal, a pesar de los planes de la administración de reducir entre el 5% y el 10% del total de empleados federales.