La reciente expiración del acuerdo de tránsito de gas entre Rusia y Ucrania ha marcado un punto de inflexión en la dinámica energética global, afectando especialmente a países como India. A medida que Europa intensifica su transición hacia el gas natural licuado (GNL), India se enfrenta a desafíos críticos: asegurar energía asequible, gestionar la volatilidad de los precios y preservar su autonomía estratégica.
Durante más de cinco décadas, el acuerdo de tránsito de gas Rusia-Ucrania fue la piedra angular de la seguridad energética europea, facilitando el flujo de gas ruso a través de la vasta red de oleoductos de Ucrania. Este acuerdo representaba aproximadamente el 35% de las importaciones de gas de Europa, asegurando ingresos estables para ambas naciones y reforzando el poder geopolítico de Rusia. Sin embargo, la terminación del acuerdo ha obligado a Europa a diversificar sus fuentes de energía, resultando en un aumento de las importaciones de GNL desde Estados Unidos, Qatar y Noruega.
Este cambio hacia el GNL ha impulsado los precios globales, creando efectos en cadena para naciones como India. Se proyecta que la demanda de GNL en Europa aumente un 10% en comparación con 2024, lo que ha restringido las cadenas de suministro y ha llevado el precio de referencia del gas europeo a superar los 51 euros por megavatio-hora, el nivel más alto desde octubre de 2023. Para India, un importador neto de gas natural, esto ha exacerbado la competencia y la volatilidad de los precios, complicando su estrategia de adquisición energética.
Consideraciones estratégicas
La creciente dependencia de Europa del GNL para reemplazar el gas ruso ha alterado significativamente los mercados globales, intensificando la competencia entre importadores importantes como India. Analistas de Goldman Sachs advierten que un endurecimiento de los suministros de gas europeos este invierno podría elevar los precios del GNL en Asia por encima de los 20 dólares por millón de unidades térmicas británicas (mmBtu), imponiendo severas presiones de costos sobre los importadores indios.
India, como el cuarto mayor importador de GNL a nivel mundial en 2024, representó el 7% de las importaciones totales. El país aseguró más de 15 mil millones de metros cúbicos (bcm) en nuevos contratos a largo plazo, incluido un acuerdo con Qatar de 10 bcm/año durante 20 años que comenzará en 2028. La creciente demanda industrial y la actividad de refinación de petróleo impulsaron un aumento del 11% interanual en el consumo de gas en India en 2024, lo que llevó a un incremento del 21% en las importaciones de GNL. Si bien los precios spot favorables en 2024 se alinearon con la visión de India de aumentar la participación del gas natural en su mezcla energética al 15% para 2030, el consumo creciente de GNL en Europa ahora amenaza esta trayectoria al elevar los costos de adquisición.
Para contrarrestar estos desafíos, India debe intensificar sus iniciativas de energía renovable. Para enero de 2025, la capacidad de energía no fósil de India se disparó a 217,62 GW, incluyendo adiciones récord de 24,5 GW en solar y 3,4 GW en capacidad eólica durante 2024. Aunque las energías renovables no son un sustituto directo del GNL, su rápida expansión puede aliviar la presión sobre las cadenas de suministro de gas, complementando la estrategia económica basada en gas de India.
Al diversificar su mezcla energética, India puede reducir su dependencia excesiva del GNL en medio de la volatilidad del mercado. Las inversiones en infraestructura de red, almacenamiento de baterías y fabricación de energías renovables nacionales serán esenciales para la sostenibilidad. Esta sinergia estratégica entre el GNL y las energías renovables puede ayudar a India a navegar los desafíos energéticos globales y emerger como un líder tanto en importaciones de GNL como en transiciones renovables.
Durante la primera presidencia de Donald Trump, Estados Unidos se convirtió en el mayor exportador de GNL del mundo, reconfigurando los mercados energéticos globales. India aprovechó este desarrollo a través de asociaciones como el acuerdo de GAIL con Cheniere Energy y el acuerdo de 2019 de Petronet LNG con Tellurian Inc. Estas colaboraciones diversificaron las fuentes de energía de India mientras ofrecían precios competitivos en medio de las disrupciones globales.
Con el posible regreso de Trump al poder, India se enfrenta a nuevas oportunidades y desafíos. Si bien el aumento de las exportaciones de GNL de Estados Unidos podría permitir a India asegurar contratos favorables, la competencia creciente de Europa y los altos costos de transporte del GNL estadounidense podrían limitar la competitividad de precios.
La estrategia de Nueva Delhi debe centrarse en negociar contratos ventajosos mientras explora colaboraciones tecnológicas más profundas en la exploración de gas nacional para mejorar la seguridad energética. Sin embargo, India también debe equilibrar sus lazos energéticos con Rusia frente a la creciente asociación con Estados Unidos. Para mitigar riesgos, India debe diversificar sus fuentes de energía ampliando la adquisición de GNL de Qatar, Australia y proveedores emergentes. Al mismo tiempo, fortalecer la producción nacional a través de iniciativas como la Política de Exploración y Licencias de Hidrocarburos (HELP) reducirá la dependencia de importaciones y estabilizará las cadenas de suministro.
La terminación del acuerdo de tránsito de gas Rusia-Ucrania ha redefinido las dinámicas energéticas globales. Actores clave como Qatar y Australia están estabilizando los mercados de GNL, mientras que naciones africanas como Nigeria y Egipto aumentan su producción. Para India, alinear sus estrategias nacionales con estos cambios globales es crucial. Al involucrarse con socios clave, negociar contratos competitivos de GNL y acelerar la adopción de energías renovables, India puede asegurar el acceso a la energía, mantener el crecimiento económico y preservar su autonomía estratégica en un mundo cada vez más volátil.
Al aprovechar el poder de las energías renovables como un amortiguador estratégico, negociar contratos favorables de GNL y fortalecer las capacidades de producción nacional, India puede trazar un camino que sea resiliente, diverso y estratégicamente autónomo. Este enfoque dual no solo refuerza la seguridad energética, sino que también consolida el liderazgo de India en la transición energética global.