La «revolución del sentido común»: ¿una nueva era de populismo y desconfianza en la experticia?

In Ciencia y Tecnología
febrero 06, 2025

En su segundo discurso de investidura, el expresidente Donald Trump proclamó el inicio de “la revolución del sentido común”. Esta declaración ha resonado en múltiples ocasiones, como en una reciente conferencia de prensa donde, al referirse a un accidente aéreo en Washington, argumentó que las políticas de diversidad eran responsables del siniestro, afirmando: “Porque tengo sentido común, ¿de acuerdo?”. Este tipo de razonamiento, basado en experiencias personales y opiniones intuitivas, refleja un fenómeno conocido como «epistemología popular», que se refiere a cómo las personas comunes interpretan y comprenden el mundo que les rodea sin recurrir a evidencias estadísticas o investigaciones de expertos.

El sentido común se presenta a menudo como una verdad más pura, ya que emana de la experiencia cotidiana de la gente, en contraposición a las instituciones que algunos consideran corruptas. Sin embargo, estudios recientes muestran que esta forma de conocimiento es propensa a sesgos y puede llevar a conclusiones erróneas. Los líderes populistas, como Trump, suelen defender el sentido común al tiempo que deslegitiman la experticia y la evidencia. Este enfoque no se limita a un espectro político específico, sino que representa un modo de conectar con el público mediante una separación moral entre las élites culturales y el ciudadano común que confía en su propio juicio.

El sentido común como herramienta ideológica

La creciente desconfianza hacia los medios de comunicación y las instituciones formales ha democratizado el acceso al conocimiento, creando un clima en el que la experiencia personal se valora más que la evidencia científica. Un estudio del Pew Research Center reveló que el 66% de los encuestados prefieren confiar en personas con «experiencia práctica» para resolver problemas en lugar de en expertos, lo que pone de manifiesto una tendencia alarmante: la percepción de que las instituciones y los expertos son corruptos. Esto ha llevado a un escenario donde el sentido común se erige como una verdad alternativa, que a menudo se apoya en creencias preexistentes y sesgos cognitivos, como el sesgo de confirmación, que nos lleva a recordar solo la información que refuerza nuestras ideas preconcebidas.

La exaltación del sentido común por parte de los populistas no solo busca reconocer la percepción de la gente común, sino que también promueve una visión del mundo que minimiza los hechos verificables y amplifica los sesgos individuales. En este contexto, el sentido común se convierte en una herramienta ideológica que puede facilitar la propagación de desinformación y teorías de conspiración, desviando la atención de soluciones estructurales a problemas sociales complejos. La tendencia actual hacia la deslegitimación de la evidencia científica y la preferencia por la intuición y la emoción en la toma de decisiones plantea desafíos significativos para el discurso público y la comprensión colectiva de la realidad.

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