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Las abejas nativas son fundamentales para la polinización y la biodiversidad, pero su población se ve amenazada por la práctica del apicultor migratorio. Un estudio reciente, liderado por investigadores de la Universidad Estatal de Pensilvania, revela que, aunque la introducción de colmenas de abejas melíferas puede reducir temporalmente la abundancia y diversidad de las abejas nativas, estas pueden recuperar su población si se retiran adecuadamente las colmenas.
Efectos del apicultor migratorio en las abejas nativas
La investigación, publicada en el Journal of Insect Science, se centró en la práctica del apicultor migratorio, que implica trasladar colmenas de abejas melíferas a diferentes localizaciones durante el año. Los hallazgos indican que, en áreas donde las colmenas se mantuvieron durante un largo periodo y luego fueron removidas, las poblaciones de abejas nativas lograron recuperarse en términos de cantidad y diversidad de especies.
Margarita López-Uribe, coautora del estudio y profesora de Entomología, destacó que el rebote en las poblaciones de abejas nativas se observó solo un año después de la retirada de las colmenas. Esto sugiere que la disminución de las abejas nativas se debió a su desplazamiento, y no a su extinción. Además, el éxito de esta recuperación estuvo relacionado con la disponibilidad de flores y un bajo uso de pesticidas en la zona.
Sin embargo, López-Uribe también señala que los resultados podrían variar en lugares con menor diversidad floral y más presión de colmenas de abejas melíferas. La competencia entre especies nativas y no nativas, como las abejas melíferas, es un fenómeno ampliamente documentado y que puede tener consecuencias graves en la salud de los ecosistemas.
El estudio se llevó a cabo en la meseta Qinghai-Tíbet en China, donde las abejas melíferas no viven de forma silvestre, sino que son introducidas por apicultores migratorios. Este entorno permitió a los investigadores observar el impacto directo de las abejas melíferas en las poblaciones nativas sin la interferencia de otras variables asociadas a su hábitat natural.
Los investigadores encontraron que las poblaciones de abejas nativas eran más bajas en los sitios donde actualmente se mantenían colmenas de abejas melíferas, mientras que eran más altas en lugares donde las colmenas habían sido removidas el año anterior o donde nunca se habían introducido.
Los resultados del estudio son relevantes no solo para la región estudiada, sino que pueden tener implicaciones globales. En contextos donde se trasladan grandes cantidades de colmenas, como en California, la interacción entre las abejas melíferas y nativas podría ser similar a la observada en el estudio. Por tanto, comprender la dinámica entre estas especies es crucial para la conservación de las abejas nativas y la salud de los ecosistemas en todo el mundo.