El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha reafirmado que la responsabilidad de derrotar a Hamas recae exclusivamente en Israel, en medio de las recientes declaraciones del expresidente estadounidense Donald Trump sobre la situación en Gaza. Durante una conferencia de prensa conjunta, Trump sugirió que Estados Unidos podría asumir el control de la Franja de Gaza, proponiendo incluso convertirla en la «Riviera del Medio Oriente». Sin embargo, Netanyahu ha desestimado la idea de que se envíen tropas estadounidenses para completar la tarea de erradicar a Hamas.
En una entrevista en Fox News, Netanyahu aclaró que la misión de destruir a Hamas es un compromiso que Israel asume por sí mismo. «No creo que él haya hablado de enviar tropas estadounidenses para completar el trabajo de destruir a Hamas», afirmó, subrayando que «esa es nuestra responsabilidad y estamos absolutamente comprometidos con ello». Además, el primer ministro israelí expresó dudas sobre si Trump tenía la intención de que Estados Unidos financiara la reconstrucción de Gaza, sugiriendo que serían los estados vecinos, más adinerados, quienes deberían asumir ese costo.
Propuestas de Trump y su Recepción Internacional
Trump también planteó la posibilidad de reubicar a los palestinos en países vecinos, a expensas de «los países vecinos de gran riqueza». Estas declaraciones han suscitado una fuerte reacción internacional, con líderes mundiales y organizaciones humanitarias advirtiendo sobre las graves consecuencias que tales propuestas podrían tener para la estabilidad regional y los derechos palestinos.
Tras las declaraciones de Trump, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, aclaró que Estados Unidos «no va a pagar por la reconstrucción de Gaza», aunque se comprometió a trabajar con socios regionales en este proceso. Leavitt también indicó que Trump no se había comprometido a enviar tropas estadounidenses al enclave.
A pesar de la condena generalizada, Netanyahu ha elogiado las propuestas de Trump, calificándolas de «notables». En su intervención, argumentó que la idea es permitir que los gazatíes que deseen abandonar el territorio tengan la libertad de hacerlo, afirmando: «¿Qué hay de malo en eso? Pueden irse, luego regresar, pueden reubicarse y volver…». Sin embargo, este enfoque ha sido rechazado por varios países, incluidos aliados clave de Estados Unidos en Oriente Medio y Europa, que se oponen a cualquier desplazamiento forzado de palestinos o a una reestructuración radical de Gaza sin el consentimiento de los propios palestinos.
Las propuestas de Trump han generado un debate intenso sobre la viabilidad y las implicaciones éticas de tales medidas, en un contexto donde la crisis humanitaria en Gaza ya es alarmante y la situación política en la región sigue siendo extremadamente volátil.