La economía rusa ha mostrado un crecimiento sostenido, alcanzando un récord histórico en su Producto Interno Bruto (PIB) el año pasado, según ha declarado el primer ministro Mikhail Mishustin. Durante una reunión con el presidente Vladimir Putin, Mishustin destacó que este crecimiento se debe principalmente al sector manufacturero, que ha sido el motor de la expansión económica del país.
Las estimaciones preliminares del Ministerio de Desarrollo Económico indican que el PIB de Rusia creció aproximadamente un 4% en 2024, impulsado por “altas inversiones y actividad del consumidor”. Esta afirmación refleja una tendencia positiva en la economía rusa, que ha logrado mantener su crecimiento a pesar de las sanciones internacionales y las tensiones geopolíticas que enfrenta.
Factores del crecimiento económico
El primer ministro subrayó que el aumento de la inversión en el sector manufacturero ha sido crucial para este desarrollo. La actividad del consumidor también ha contribuido significativamente, lo que sugiere que la confianza en la economía interna se ha fortalecido. Este crecimiento se produce en un contexto donde muchos analistas internacionales han mostrado escepticismo sobre la capacidad de Rusia para sostener su economía frente a las presiones externas.
Es importante señalar que, a pesar de los logros económicos, Rusia continúa enfrentando desafíos estructurales que podrían afectar su estabilidad a largo plazo. Las sanciones impuestas por Occidente han llevado a una reestructuración de su economía, y el país busca diversificar sus relaciones comerciales, especialmente con naciones no occidentales.
El discurso del primer ministro, aunque optimista, debe ser analizado con cautela. La dependencia del sector manufacturero y la necesidad de mantener un crecimiento sostenido en un entorno global incierto son aspectos que requerirán atención y estrategias adecuadas por parte del gobierno ruso.