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El Papa Francisco ha hecho un llamado a los jóvenes ucranianos para que practiquen el perdón en medio del conflicto que enfrenta a Ucrania y Rusia, a pesar del sufrimiento y la destrucción que ha causado la guerra. Este mensaje, que resuena con su enfoque habitual en la paz y el diálogo, ha generado reacciones mixtas en Ucrania, donde algunos líderes han criticado sus llamados a la negociación con Moscú.
Durante una sesión de preguntas y respuestas realizada por videoconferencia el pasado sábado, el pontífice subrayó la importancia de no responder a la violencia con más violencia, expresando que “el perdón es una de las cosas más difíciles. Es complicado para todos, incluso para mí”. Francisco instó a los jóvenes a “seguir adelante y siempre perdonar”.
El Papa también reflexionó sobre el valor de la vida en la actualidad, afirmando que “la vida hoy está devaluada. El dinero y las posiciones de guerra se valoran más que la vida humana misma”. En este contexto, sugirió que el “remedio es el diálogo… incluso con aquellos que se oponen a nosotros”, y pidió a los presentes que “nunca se cansen del diálogo”.
Reacciones en Ucrania y el contexto político
Las palabras del Papa no han sido bien recibidas por algunos sectores en Ucrania. El presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, pareció desestimar el mensaje del pontífice, sin mencionarlo directamente. En un post en la red social X, el entonces ministro de Asuntos Exteriores, Dmitry Kuleba, aconsejó a la Santa Sede que “evite repetir los errores del pasado y apoye a Ucrania y su pueblo”, en referencia a la política de neutralidad que mantuvo el Papa Pío XII durante la Segunda Guerra Mundial.
Además, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Ucrania convocó al nuncio apostólico en el país, el arzobispo Visvaldas Kulbokas, para expresar su descontento por los comentarios del Papa, que consideraron que “animaban a Rusia a ignorar las normas del derecho internacional”. Estas críticas se suman a las de otros líderes internacionales, como el ex secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, y el presidente letón, Edgars Rinkevics.
En agosto del año pasado, el Papa también se pronunció en contra de una ley ucraniana que prohibía efectivamente a la Iglesia Ortodoxa Ucraniana, acusada de tener vínculos con el Patriarcado de Moscú. Francisco enfatizó que “por favor, que ninguna iglesia cristiana sea abolida directa o indirectamente. Las iglesias no deben ser tocadas”.
Las declaraciones del Papa Francisco reflejan su continuo esfuerzo por promover el diálogo y la reconciliación en un contexto de conflicto, aunque su enfoque ha generado tensiones con las autoridades ucranianas y sus aliados occidentales. En un momento en que la guerra continúa causando estragos, el llamado a la paz y al perdón del líder de la Iglesia Católica se presenta como un desafío tanto espiritual como político.