![](https://larepublica.es/wp-content/uploads/2025/02/Ortega-revive-el-sueno-del-canal-interoceanico-en-Nicaragua-a-980x551.jpg)
La construcción de un canal interoceánico en Nicaragua, un proyecto que ha sido una de las aspiraciones históricas del país, vuelve a estar en el centro de la atención internacional. El presidente nicaragüense, Daniel Ortega, ha reavivado esta iniciativa, que busca conectar el océano Atlántico con el Pacífico, similar al canal de Panamá. Sin embargo, este ambicioso plan enfrenta un fuerte rechazo por parte de organizaciones campesinas, indígenas y de la oposición política, muchos de cuyos miembros se encuentran en el exilio o en prisión.
Ortega intentó poner en marcha el proyecto en 2013 con la financiación de un multimillonario chino, pero fracasó. Ahora, el mandatario ha vuelto a ofrecer la construcción y financiación del canal al gigante asiático, en un contexto donde la presencia de China en Centroamérica ha crecido notablemente, lo que ha generado inquietud en Estados Unidos.
Detalles del Proyecto
Durante la XVII cumbre empresarial China-América Latina y el Caribe, celebrada en Managua en noviembre pasado, Ortega presentó un nuevo trazado para el canal, que tendría una longitud de 445 kilómetros, un ancho que oscilaría entre los 290 y los 540 metros y una profundidad de 27 metros. Estas dimensiones permitirían el tránsito de buques de gran tamaño, conocidos como postpanamax, que no pueden navegar por el canal de Panamá.
El presidente nicaragüense ha afirmado que el objetivo es abrir una nueva vía alternativa para el comercio marítimo global. Sin embargo, figuras de la oposición como Juan Sebastián Chamorro, actualmente en el exilio y despojado de su nacionalidad, han calificado el proyecto de «cuento chino». El Movimiento Campesino Anticanal ha tildado la iniciativa de «estafa» y «fantasía».
El anuncio de Ortega coincidió con un pronunciamiento de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que declaró al Estado nicaragüense responsable de violar los derechos de los pueblos indígenas en el primer intento de canal, al no realizar consultas previas ni estudios ambientales. No parece que Ortega tenga intención de cambiar este enfoque en su nuevo proyecto.
El proyecto original, que generó masivas protestas en 2013, contemplaba la expropiación de tierras y la destrucción de ecosistemas frágiles. La construcción y explotación del canal fue concedida a la empresa de Hong Kong HKND, del multimillonario Wang Jing, quien prometió una inversión de 50.000 millones de dólares para el canal y otras infraestructuras. Sin embargo, el proyecto se desmoronó antes de comenzar las obras, y Jing fue acusado de «estafa internacional».
Influencia China en Centroamérica
La familia gobernante en Nicaragua, compuesta por Ortega, su esposa Rosario Murillo y su hijo Laureano, ha estrechado lazos con China, especialmente desde que Nicaragua rompió relaciones diplomáticas con Taiwán en 2021. Este acercamiento se enmarca en un contexto más amplio, donde varios países de la región han adoptado una postura similar hacia el gigante asiático.
Las inversiones chinas en Centroamérica, a menudo en forma de donaciones para viviendas, estadios de fútbol y bibliotecas, han permitido que la región se integre en la iniciativa de «la Franja y la Ruta» (BRI), un ambicioso plan del presidente Xi Jinping para crear una red de rutas comerciales globales. Actualmente, China es el segundo socio comercial de Centroamérica, con una balanza comercial favorable para el país asiático.
El secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio, ha calificado a Nicaragua como una «amenaza» y ha señalado a China como el adversario «más peligroso». Su primer viaje oficial incluyó visitas a Panamá, Guatemala, El Salvador y Costa Rica, donde se ha buscado marcar distancia con la influencia china en la región.