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El Departamento de Defensa de Estados Unidos ha informado formalmente al Congreso sobre su intención de vender más de 7.000 millones de dólares en armamento a Israel. Esta decisión se produce en un contexto de delicada tregua y acuerdo de liberación de rehenes entre Jerusalén y Hamas, lo que añade una capa de complejidad a la situación en la región.
La venta, que incluye miles de bombas y misiles, ha sido aprobada por el Departamento de Estado y se desglosa en dos paquetes distintos. El primero, valorado en 6.750 millones de dólares, comprende una variedad de municiones, kits de guiado y otros equipos relacionados, con entregas que se espera comiencen este mismo año. El segundo paquete incluye 3.000 misiles Hellfire y equipo asociado, con un coste estimado de 660 millones de dólares, cuya entrega está programada para iniciar en 2028, requiriendo además formación adicional por parte del ejército estadounidense.
Controversias en torno a la venta de armas
Esta venta de armamento se enmarca dentro de los esfuerzos del expresidente Donald Trump por reforzar las capacidades militares de Israel. Desde su llegada a la Casa Blanca, Trump ha tomado decisiones que han desafiado las normativas tradicionales de revisión de ventas de armas. Por ejemplo, en 2019, declaró una emergencia nacional para acelerar la venta de más de 8.000 millones de dólares en armas a Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos y Jordania, eludiendo objeciones del Congreso relacionadas con derechos humanos.
La administración del presidente Joe Biden también ha estado involucrada en este proceso. Aunque Biden había detenido previamente el envío de bombas de 2.000 libras a Israel debido a preocupaciones sobre posibles bajas civiles, recientemente notificó de manera informal al Congreso sobre un acuerdo de armas de 8.000 millones de dólares, que podría incluir suministros de los stocks actuales de Estados Unidos, aunque la mayoría de los envíos tardarían un año o más en realizarse.
A pesar de estas decisiones, un grupo de legisladores demócratas ha solicitado una pausa en la venta de armas, argumentando que esta acción infringe el precedente de revisión del Congreso para ventas de armamento de gran envergadura. El representante Gregory Meeks, demócrata de mayor rango en el Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara, ha criticado la medida, subrayando que «en Estados Unidos no tenemos reyes; somos una democracia fundamentada en la Constitución y gobernada por leyes».
La situación en Gaza y las implicaciones de estas ventas de armas continúan generando un intenso debate tanto en Estados Unidos como en la comunidad internacional, donde las preocupaciones sobre el impacto humanitario y la escalada del conflicto son cada vez más evidentes.