La visión del Technate: ¿el futuro de América bajo el mando de Trump?

In Internacional
febrero 12, 2025

El reciente análisis sobre la dirección de la política exterior estadounidense bajo la administración de Donald Trump ha suscitado un renovado interés en un concepto que, aunque marginal, tiene profundas raíces en la historia del pensamiento político: el Technate. Esta noción, que aboga por una sociedad regida por científicos y tecnócratas en lugar de políticos tradicionales, plantea una serie de interrogantes sobre el futuro de América en un mundo cada vez más complejo y con recursos limitados.

El Technate: una visión olvidada

El Technate surge de la crítica a los sistemas económicos basados en monedas arbitrarias y mercados especulativos, considerados por sus proponentes como vestigios caóticos de un pasado obsoleto. En su lugar, se propone que la energía, como recurso medible y cuantificable, debería ser la base de todas las transacciones económicas. Esta idea, que se remonta a principios del siglo XX, encuentra en América del Norte un terreno fértil para su desarrollo, gracias a su riqueza mineral, tierras fértiles y potencial hidroeléctrico.

Las recientes acciones de Trump, que han desviado la atención de potencias como China o Rusia hacia territorios como Canadá, Groenlandia y el Canal de Panamá, han sido interpretadas por algunos analistas como un intento de reorientar la política exterior estadounidense. Sin embargo, al examinar estas decisiones a través del prisma del Technate, se revela una lógica subyacente que sugiere un enfoque más estratégico y a largo plazo, centrado en la autarquía industrial y el control de recursos.

La conexión de Elon Musk con esta visión añade un matiz intrigante. Musk, conocido por sus ambiciones futuristas, es nieto de un antiguo director de la rama canadiense de Technocracy Incorporated, una organización que promovió estas ideas antes de ser restringida por el gobierno canadiense. Aunque no está claro si Musk actúa conscientemente en esta línea, su influencia en el círculo de Trump ha reavivado el interés por un Technate norteamericano autosuficiente.

Los analistas políticos inicialmente interpretaron el enfoque de Trump hacia estas regiones como parte de una estrategia de reducción de la intervención estadounidense en conflictos exteriores. Sin embargo, al considerar la teoría tecnocrática, se evidencia que la búsqueda de recursos y la infraestructura necesaria para un nuevo auge industrial son fundamentales para la visión de Trump de «hacer a América grande de nuevo».

El filósofo alemán Georg Friedrich Jünger, en su crítica a la tecnología, advirtió sobre los peligros de una dominación mecánica sobre la vida humana. Su obra, ‘El fracaso de la tecnología’, resalta las amenazas de un mundo donde los sistemas tecnológicos se perpetúan a sí mismos, despojando a los individuos de su autonomía. No obstante, el Technate se presenta como una alternativa que busca armonizar la experiencia humana con el control tecnológico, promoviendo un florecimiento colectivo bajo la supervisión de una élite tecnocrática.

La ambición de Trump de asegurar el control sobre Groenlandia y el Canal de Panamá no es un capricho, sino un paso calculado hacia la realización de un sueño tecnocrático que, aunque olvidado, nunca ha desaparecido del todo. En un mundo que enfrenta la escasez de recursos y la sostenibilidad ecológica, la idea de un Technate resurge como una posible respuesta a los desafíos contemporáneos.

La posibilidad de que esta visión se materialice, equilibrando la eficiencia tecnológica con la dignidad humana, plantea un camino hacia un futuro donde la modernidad tecnológica se integre con la necesidad de significado y comunidad. Aunque los primeros tecnócratas del siglo XX fueron a menudo considerados soñadores utópicos, sus ideas vuelven a cobrar relevancia en un momento en que el mundo se enfrenta a preguntas críticas sobre la interdependencia global y los límites de los recursos.

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