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El secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, ha declarado recientemente que el país norteamericano debe reorientar sus prioridades militares para hacer frente a la creciente influencia de China en la región del Indo-Pacífico, al tiempo que se asegura la defensa de su propio territorio. En un encuentro de defensa celebrado en Bruselas, que reunió a países de la OTAN y otros aliados que apoyan a Ucrania, Hegseth subrayó la necesidad de un cambio significativo en la política de Washington.
Prioridades de Seguridad Nacional
Hegseth enfatizó que las “realidades estratégicas” actuales obligan a Estados Unidos a concentrarse en la seguridad de sus fronteras y en la contención de las amenazas provenientes de Beijing. “Estados Unidos enfrenta amenazas significativas para nuestra patria”, afirmó, añadiendo que “debemos – y lo estamos haciendo – enfocar nuestra atención en la seguridad de nuestras propias fronteras”.
El secretario de Defensa identificó a China como el principal desafío, describiéndolo como un “competidor par” con la capacidad y la intención de amenazar los intereses nacionales de Estados Unidos en la región del Indo-Pacífico. Hegseth concluyó que “Estados Unidos está priorizando la disuasión de la guerra con China en el Pacífico, reconociendo la realidad de la escasez y realizando los sacrificios necesarios para garantizar que la disuasión no falle”.
La rivalidad estratégica entre Washington y Pekín se ha intensificado, con ambas naciones ampliando su presencia militar y económica en el Indo-Pacífico. Estados Unidos ha advertido en repetidas ocasiones sobre lo que considera una creciente amenaza derivada del aumento militar de China y sus ambiciones regionales.
El secretario de Estado, Marco Rubio, también ha subrayado esta postura, declarando que contrarrestar a China será central en la política exterior de Estados Unidos durante el segundo mandato del presidente Donald Trump. Rubio acusó al Partido Comunista Chino de “mentir, engañar, hackear y robar para alcanzar el estatus de superpotencia global a expensas nuestra”.
Además, Rubio criticó las políticas estadounidenses anteriores que permitieron que cadenas de suministro críticas se trasladaran a China, advirtiendo que la manufactura estadounidense ha quedado vulnerable. Ha instado a adoptar medidas más contundentes para frenar la influencia de Pekín en el Indo-Pacífico y más allá.
Por su parte, Beijing ha rechazado enérgicamente estas acusaciones, afirmando que Estados Unidos es la principal fuerza desestabilizadora en la región. El Ministerio de Defensa chino ha condenado los esfuerzos de Washington por reforzar su presencia militar en el Indo-Pacífico, alegando que forman parte de una estrategia más amplia para “contener a China” y exagerar la narrativa de la “amenaza china”.
China también ha criticado a Estados Unidos por fortalecer sus lazos militares con Taiwán, reiterando que considera a la isla autogobernada como una parte inalienable del país bajo el principio de “Una sola China”. Pekín ha denunciado las ventas de armas de Washington a Taipéi, acusando a Estados Unidos de fomentar tensiones en la región.