Kim Kardashian, conocida por su piel gruesa y su habilidad para manejar la atención mediática, se encontró en el centro de una controversia durante el roast de Tom Brady, un evento que reveló que no todos los sectores del público la aceptan, especialmente entre los aficionados al deporte.
En el último episodio de The Kardashians, la fundadora de Skims compartió su experiencia en el evento, reconociendo que no estaba completamente preparada para la magnitud del mismo. «Estoy aquí para el roast de Tom Brady, y déjenme decir esto… no tenía idea de que estaba agotado. Pensé que era una grabación privada, así que cuando entré, me dije: ‘Vaya, hay mucha gente aquí'», comentó entre risas.
A pesar de su habitual confianza, Kardashian admitió que el evento fue un desafío. «Mis pensamientos sobre el roast son que nunca volvería a hacer uno. No es bueno para el alma. Nunca pude imaginar que me booearan, pero no se puede ganar», reflexionó, sugiriendo que los aficionados al fútbol «odian a las Kardashians».
El público abucheó a Kardashian durante la actuación en vivo, un momento que Netflix decidió editar en su versión final, aunque ella aclaró que no fue una solicitud de su parte. «No me importa. Déjenme vivir mi vida, sucedió. No borro lo que pasó», afirmó.
Kardashian también criticó la falta de originalidad en los chistes dirigidos hacia ella. «Escuchen, soy la mejor en esto. Puedo manejarlo, pero simplemente no era nuevo. Todo lo que hacen es llamar a las chicas ‘putas'», se lamentó, aunque mostró aprecio por la actuación de la comediante Nikki Glaser, a quien consideró brillante.
Aunque Kardashian no mencionó nombres, se ha especulado que sus comentarios estaban dirigidos al comediante Tony Hinchcliffe, quien realizó una broma grosera sobre su vida amorosa. Hinchcliffe ha estado en el centro de la atención mediática por otros comentarios polémicos en el pasado.
A pesar de la experiencia negativa, Kardashian reconoció que hubo «muchos momentos divertidos» durante la noche. «No voy a sentarme aquí y ser la víctima; no se trataba de mí. Fue divertido ser parte de ello. Lo hice y nunca tengo que hacerlo de nuevo», comentó.
Al día siguiente, Kardashian se preparaba para la Met Gala en Nueva York, donde bromeó al respecto: «Gracias a Dios estoy aquí en el Met porque ahora la gente puede quejarse de mi maldita corsé en lugar de abuchearme».
Las personas cercanas a Kardashian mostraron preocupación por la dureza de los chistes. Mientras hablaba con su amiga LaLa Anthony, mencionó cómo el cantante Usher se acercó a ella para expresarle su preocupación. «¿Por qué me pongo en estas situaciones para sentirme mal?», le preguntó a Anthony, reflejando su descontento con la experiencia.
Después del roast, el comediante Andrew Schulz, quien también participó en el evento, comentó en su podcast que Kardashian parecía «robotizada y completamente desconectada» durante la actuación. Kardashian cerró la discusión sobre el tema con una observación sobre la naturaleza de los comentarios que recibió: «¿Qué esperarían de alguien que está sentado escuchando cosas horribles sobre sí mismo? ¿Se supone que debo sentarme y pensar, ‘Qué innovador, me llamaron puta’? Claro que te congelas. Si me hubiera levantado para irme, dirían: ‘Oh, Kim está enojada, es una mala deportista’. Pero nunca, jamás, volveré a hacer un roast.»
Los nuevos episodios de The Kardashians se pueden ver los jueves en Hulu.
