
A pesar de los crecientes esfuerzos para combatir el desperdicio alimentario, los alimentos saludables son desechados de manera desproporcionada debido a percepciones erróneas de los consumidores. Un nuevo estudio publicado en el Journal of Marketing revela que los consumidores tienden a tirar más alimentos saludables que están cerca de su fecha de caducidad en comparación con opciones menos saludables, impulsados por la falsa creencia de que los alimentos saludables se estropean más rápido.
El estudio, titulado «¿Desechar o comer? El impacto de la salud percibida en las decisiones de consumo de alimentos a punto de caducar», realizado por Christine Kim de la Universidad Politécnica de Hong Kong, Young Eun Huh de la Universidad Yonsei y Brent McFerran de la Universidad Simon Fraser, examina cómo la percepción de salud impacta las decisiones de consumo de alimentos que están a punto de caducar.
Hallazgos clave del estudio
- Mayor demanda de descuentos en alimentos saludables cercanos a la caducidad: Los consumidores perciben los alimentos saludables cerca de su fecha de expiración como más arriesgados para consumir, lo que les lleva a exigir descuentos más altos en comparación con alternativas menos saludables.
- Mayor desperdicio de alimentos saludables: La creencia de que los alimentos saludables se estropean más rápidamente provoca que los consumidores sean más propensos a desechar estos productos antes de su fecha de caducidad, lo que resulta en mayores niveles de desperdicio.
- Sesgo en decisiones sobre sobras: Al enfrentarse a alimentos sobrantes, los consumidores son menos propensos a consumir opciones saludables y tienden a desecharlas más rápidamente en comparación con elecciones menos saludables, creyendo que las primeras son menos seguras.
Los investigadores subrayan que estas percepciones no solo conducen al desperdicio, sino que también socavan los esfuerzos de los responsables de marketing y de políticas públicas para promover una alimentación saludable.
Implicaciones para los responsables de marketing y políticas públicas
El estudio ofrece soluciones prácticas para que los responsables de marketing y los responsables de políticas enfrenten estas percepciones erróneas y reduzcan el desperdicio alimentario:
- Etiquetado más claro: Los minoristas pueden introducir envases que resalten la durabilidad y estabilidad de los alimentos saludables, corrigiendo la creencia de que se estropean más rápido.
- Campañas de educación al consumidor: Los responsables de políticas y líderes de la industria pueden desarrollar iniciativas que eduquen a los consumidores sobre la verdadera perecibilidad de los alimentos saludables, en particular aquellos que parecen más frescos pero tienen una vida útil similar a los productos menos saludables.
- Modelos de precios dinámicos: Los minoristas podrían adoptar estrategias de descuento dirigidas que tengan en cuenta los riesgos percibidos, al tiempo que mantienen la rentabilidad.
Pequeños cambios en la comunicación y el embalaje podrían tener un gran impacto. Resaltar la longevidad de los productos saludables es una forma de contrarrestar estos sesgos y fomentar comportamientos más sostenibles.
Este estudio también pone de relieve las consecuencias más amplias de las percepciones del consumidor sobre los sistemas alimentarios y las iniciativas de reducción de desperdicios. Por ejemplo, la reciente prohibición en California de las fechas de «venta por» aborda barreras regulatorias, pero esta investigación revela la necesidad de cambios más profundos en el comportamiento del consumidor. Al abordar los sesgos en torno a los alimentos saludables, tanto los responsables de marketing como los responsables de políticas pueden avanzar significativamente hacia la reducción del desperdicio.
Reducir el desperdicio de alimentos saludables no solo es un problema de sostenibilidad, sino que también puede hacer que las dietas más saludables sean más accesibles y asequibles para los consumidores.