
La creciente amenaza de los incendios forestales en el sureste de Estados Unidos ha llevado a investigadores del Servicio Forestal del Departamento de Agricultura de EE. UU. (USDA) a desarrollar una nueva «geografía del fuego». Este enfoque innovador combina datos sobre el riesgo de incendios y emisiones de humo, teniendo en cuenta la vulnerabilidad de las comunidades y la infraestructura. La acumulación de combustible en los bosques, exacerbada por la supresión de incendios y la creciente urbanización en áreas forestales, ha incrementado la necesidad de herramientas efectivas para la gestión de incendios en esta región.
El proyecto, dirigido por el investigador Lars Pomara, se ha llevado a cabo en colaboración con un grupo de trabajo compuesto por expertos en incendios, investigadores y profesionales de la gestión forestal. Este equipo ha adaptado su investigación a las necesidades específicas de los gestores y comunidades en riesgo. Pomara destaca que la colaboración ha sido fundamental para garantizar que los resultados sean accesibles y útiles para los usuarios finales.
Evaluación de Riesgos y Vulnerabilidades
En un estudio clave, el equipo dirigido por el investigador Nicholas Gould recopiló más de 70 conjuntos de datos relacionados con el fuego y el humo, así como con las vulnerabilidades sociales y comunitarias, las condiciones forestales, el clima y el uso del suelo. Estos datos provienen de diversas fuentes, como el Servicio Forestal, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, la NASA y el Servicio de Pesca y Vida Silvestre de EE. UU.
Utilizando esta información, los investigadores mapearon el riesgo de incendios en la infraestructura y las comunidades del sureste, considerando los diferentes niveles de vulnerabilidad social. Pomara explica que la inclusión de la vulnerabilidad social en el análisis busca entender qué factores hacen que algunas personas sean más propensas a sufrir las consecuencias de los incendios forestales. Este enfoque permite identificar a aquellos que están en mayor riesgo, en lugar de tratar el problema de manera general.
Un aspecto innovador de este análisis es que también se ha evaluado el riesgo de exposición al humo. Cada paisaje forestal de la región ha sido analizado para determinar su potencial de liberar humo en concentraciones perjudiciales para las áreas pobladas en caso de un incendio. Esta evaluación es esencial, ya que la exposición al humo puede tener graves repercusiones en la salud pública.
En otro estudio dirigido por la investigadora Sandhya Nepal, se examinó cómo la implementación de quemas prescritas podría reducir el riesgo para las personas, la infraestructura y los recursos. Las quemas controladas son una herramienta de gestión efectiva que ayuda a minimizar el potencial de incendios grandes e intensos al consumir parte de los restos leñosos en el suelo del bosque. Los hallazgos sugieren que las áreas con mayor riesgo a menudo coinciden con aquellas donde las quemas prescritas podrían ser más beneficiosas.
Los resultados de estas investigaciones están disponibles a través de mapas interactivos desarrollados en colaboración con el Servicio Forestal de Texas A&M y otras organizaciones. Estas herramientas facilitan la comprensión del riesgo de incendios en el sureste y son un recurso valioso para los responsables de la gestión forestal y de emergencias.
Pomara concluye que la colaboración ha sido uno de los aspectos más destacados de este proyecto, que busca salir del ámbito estrictamente académico y ofrecer información útil para la gestión del riesgo de incendios en comunidades vulnerables.