Fidel,
Esto no es un adiós, y las lágrimas que estos días brotan de los ojos de millones de hombres y mujeres de todo el mundo son más de infinito agradecimiento que de tristeza, que además es inmensa.
Pocas personas como tú a lo largo de la historia han contribuido tanto a la libertad de los pueblos y a la esperanza de los explotados, los olvidados y los combatientes por la justicia social. Has puesto voz a quienes no tenían voz, has sido el rugir de los oprimidos y el clamor de los pueblos en lucha. Y ese eco atronador no se apagará jamás.
El ejemplo de tu vida y de tu pueblo nos enseña que no hay enemigo invencible si nuestra voluntad es vencer. Que no hay bloqueo que frene la solidaridad del mundo. Que nuestras manos pueden más que el dólar. Que un fusil puede vencer a un Imperio. Que una llama de libertad puede encender un continente entero sumido en la oscuridad. Que si nuestro mundo se derrumba juntos volveremos a ponerlo en pie.
Comandante, tus ideas, que son las nuestras, se seguirán abriendo paso inmortales y poderosas a lo largo de los siglos. La semilla que has sembrado poblará la tierra. Los muros gritarán tu nombre y nuestros enemigos de siempre, mortales y caducos, lo maldecirán.
Querido amigo, para millones de personas ha sido un honor compartir este pequeño mundo contigo durante estos años de nuestra vida. Nos encontraremos cada día en la lucha.
Hasta Siempre Comandante
Hasta Victoria Siempre, Fidel
Venceremos
Javier Parra