Que el mejor piloto de Fórmula 1 de la historia de España es uno de los más codiciados del paddok, es algo que no escapa al común de los mortales. Que sus dos títulos mundiales de 2005 y 2006 quedarán grabados en la historia deportiva de este país y en la retina de millones de aficionados, tampoco. Pero que la gestión deportiva de su carrera en la categoría reina del automovilismo no ha sido la acertada, es algo más que una simple obviedad.
Fichó como bicampeón del mundo por Mclaren Mercedes justo el año de la eclosión del único piloto del Gran Circo capaz de discutirle su supremacía, Lewis Hamilton; para más inri, joven inglés en una escudería inglesa. La situación se enconó hasta tal punto que entre los dos pilotos y Ron Dennis hicieron campeón del mundo a Kimi Raikkonen y a Ferrari, un piloto que jamás hubiera sido campeón en otras circunstancias más sensatas y con un coche que ya empezaba a no ser el misil de los gloriosos años de Michael Schumacher.
Después de aquel esperpento de 2007, Fernando dejó una escudería campeona (2008 con el propio Lewis) para volver a Renault, buscando la tranquilidad y su oportunidad en Ferrari, la escudería en la que todo piloto sueña correr algún día. La decisión podría haber sido buena si no hubiera sido a costa de rechazar a una pequeña escudería que sólo dos años después empezaría a hacer campeón por cuatro veces consecutivas a un buen piloto a secas como Sebastian Vettel. Efectivamente, Red Bull tuvo que sufrir la negativa de Alonso ante de construir el pepino que los hizo grandes… nueva mala decisión del asturiano.
Ya con Ferrari y conduciendo como los ángeles, Fernando fue tres veces subcampeón del mundo con un coche medianito, mientras ganaba de esa forma el respeto y la admiración de compañeros, rivales, prensa y todo el que por allí andaba, pero el caso es que Red Bull se llevaba los títulos y la gloria…
En 2014 a punto estuvo de acertar el disparo, pues las negociaciones con el ya serio candidato al título, Mercedes, estuvieron a punto de cristalizar en un rocambolesco cambio de cromos que acabaría con Hamilton en Ferrari y el nano en la escudería alemana, pero no se concretó a saber por qué circunstancia y Fernando terminó firmando con el nuevo proyecto Mclaren Honda.
Un primer año ridículo dio paso a un segundo en el que los séptimos y octavos puestos eran celebrados como victorias; no vamos a hurgar más…
Ahora hay un hueco en Mercedes, la escudería campeona del mundo y Alonso está en todas las quinielas. Parece ser que el dominio de Mercedes en 2017 no será tan abrumador y que el crecimiento de la escudería de Woking será grande gracias a las mejoras en el motor nipón. ¿Se marchará Alonso a Mercedes? ¿Será bueno el cambio y podrá luchar por el título? ¿Mejorará tanto Mclaren Honda o será una nueva (y ya serían tres) venta de humo?
En cualquier caso, esta decisión que tampoco depende exclusivamente de Fernando, es crucial porque con treinta y cinco años ya no hay tiempo para mucho más. Esperamos sinceramente que la decisión tomada y el devenir de los acontecimientos hagan por una vez justicia a uno de los pilotos más grandes de la Fórmula 1, porque no es de justicia que sólo dos entorchados mundiales adornen su currículum.
Juan Luis Rodríguez