¿Es esta una declaración de guerra?
Ha ocurrido aquello que todos nos temíamos, los EE.UU han lanzado un ataque con misiles contra las tropas gubernamentales en Siria. Es un suceso demasiado serio como para así, en caliente, extraer profundas conclusiones o analizar todas las variantes posibles de desarrollo de la situación. Sin embargo algunas cosas sí que podemos afirmar con plena seguridad.
Primero. No existe el derecho internacional, está enterrado. Sí, ya sé que eso hace tiempo que era así, como mínimo desde Yugoslavia, pero ahora los EE.UU ni se molestan en hacer ver que existe. Esto significa, que en la cuestión siria han adoptado la decisión de ir hasta el final, recurriendo a todos los medios a su alcance y sin reparar en gastos. Hay que comprender que el objetivo último no es Siria, sino Rusia. Prácticamente esto significa la guerra.
En consecuencia, no cabe hablar de ningún tipo de distensión o acercamiento. Todas esas fuerzas “prorrusas” en los EE.UU. ya han hecho más de lo que pudo el rusófobo Obama. Los EE.UU. son nuestro enemigo geopolítico. Eso es algo que debe entender cualquier idiota, incluidos los que gritaban “¡Trump es nuestro presidente!”. Sería cuestión de revisar la capacidad e idoneidad profesional de ese tipo de memos.
(Como por ejemplo la directora de RT, Margarita Simonian que el día que ganó Trump escribió un tuit diciendo que quería sacar una bandera norteamericana para pasearla por las calles de Moscú, porque ese día se lo habían ganado. N de la T)
Segundo. Rusia está ahora en una situación en la que tendrá que escoger entre dos variantes: la mala y la peor… No podemos hacer frente a un chulo que está atacando con un cuchillo a alguien indefenso, conminándolo a demostrar humanidad y amor al prójimo. Pero al mismo tiempo hay que entender que cualquier conflicto corriente entre los EE.UU. y Rusia inevitablemente desembocará en conflicto nuclear.
Tercero. Esta noche Trump se ha reunido con Xi Jinping, y según parece el ataque se ha lanzado precisamente durante esa visita. Caben dos variantes. O China nos ha vendido, o Trump le ha escupido directamente a Xi a la cara. Me cuesta creer en la segunda posibilidad.
Poco más se puede opinar por ahora. Esperaremos las reacciones de nuestro gobierno y de China, como principales indicadores en este momento.
Y como conclusión. Todo esto no es a fin de cuentas más que el precio que estamos pagando por el derrumbe de la URSS. Seguimos recogiendo los frutos de aquella ignominia. Quisiera pensar que todavía podremos resistir, pero he de decir, que teniendo en cuenta la actual coyuntura política interna, se me antoja imposible, mientras que el tiempo para afrontar la transformación necesaria ya se ha perdido.