El día de la boda es para muchas parejas el más feliz de sus vidas. Antes de que llegue esta jornada tan esperado han pasado semanas y meses de preparativos que pueden llegar a ser agobiantes.
Son muchos los aspectos a cuidar para que todo sea inmejorable: desde la elección del menú de boda a la del vestuario pasando por el lugar de celebración, la lista de invitados y dónde van a ir sentados en el salón hasta la música, la decoración y por supuesto la fotografía.
En esto último nos queremos centrar en esta ocasión, la importancia de un buen fotógrafo de bodas: qué características ha de cumplir y cómo debe realizar su trabajo en esta jornada, las previas y la post-boda.
¿Cómo es un buen fotógrafo? ¿Cómo elegirlo?
Insistimos en la importancia de la fotografía pues se trata de una forma de inmortalizar recuerdos. Cuando pasen los años, al ver las fotos o el vídeo de la boda se conmemoran vivencias de esa jornada tan especial.
Contratar un buen fotógrafo de boda no es fácil, entre otras razones porque existe mucho intrusismo en esta profesión. Son muchos los aficionados a la fotografía que, con todo su derecho, intentan hacerse un hueco en la profesión, pero utilizan como gancho precios bajos que dificultan la tarea de fotógrafos profesionales.
Esto no debe ser reprochable siempre y cuando estas personas cumplan con todas sus obligaciones fiscales como hacen los fotógrafos profesionales.
Se dice generalmente que un buen fotógrafo es aquel que pasa desapercibido y capta los momentos más íntimos, las miradas de complicidad, las emociones y la esencia de novios e invitados. Para conseguir todo esto es imprescindible tener de manera natural un tacto y sensibilidad especial.
Existen muchas especialidades dentro de la fotografía, y sin duda, la fotografía de boda puede ser algo muy rentable para estos profesionales, pero como comentamos, es necesario desarrollar esa sensibilidad especial y sobre todo comprender que el fotógrafo no es el protagonista, sino un vehículo para conseguir imágenes que se convertirán en recuerdos inolvidables.
Sabemos que el precio, el presupuesto que ofrece cada fotógrafo o cada estudio, puede ser un factor limitante, pero no debe ser el único. En el momento de tomar la decisión es imprescindible contratar a un fotógrafo que sea capaz de captar la verdadera personalidad y la esencia de los novios. Esto lo podemos intuir a base de trabajos anteriores, ese es el modo de conocer el estilo que sigue cada uno de estos profesionales.
Las características de un buen fotógrafo de bodas
En España existen muchos profesionales de la fotografía especializados en bodas. Uno de ellos es La Huella de Armstrong Estudio. Especializados en fotografía con estilo vintage, este equipo de Fotografía para bodas en Alicante es mucho más que eso, pues su objetivo es narras historias utilizando la imagen como vehículo.
Para ello, uno de sus objetivos, como el del resto de profesionales que trabajan en este sector, es el de capturar emociones reales. Sabemos que la imagen es la captación de un momento concreto, un momento fijo, pero a través de ella se puede mostrar todo un universo de sensaciones, ese debe ser el fin a alcanzar por parte de los fotógrafos.
Otra meta que se fijan entre ceja y ceja los fotógrafos de boda es sacar el máximo partido a sus modelos. No se trata de inmortalizar novios por catálogo, sino mostrar la naturalidad, su esencia, pero que al tiempo esto les pueda servir a los profesionales desde un punto de vista comercial. Encontrar ese equilibrio no es fácil, y solo los más expertos lo consiguen.
Para esto, como ya comentamos anteriormente, el fotógrafo debe pasar desapercibido, ser prácticamente invisible. Nadie que se muestra natural desea tener una cámara constantemente a 20 centímetros de su cara.
Por último, y al contrario de lo que mucha gente cree, la valía de un fotógrafo se mide también en el trabajo de edición. La gente piensa que la edición de imágenes resta validez y naturalidad a la foto, haciéndola irreal. Nada más lejos de la realidad, esto no es más que potenciar la belleza y las posibilidades de cada una de las imágenes.
Todo esto que comentamos es imposible sin una buena conexión entre el profesional y los novios e invitados, si se logra un buen feeling, se produce un efecto sinérgico, y con él mejora la alegría, la confianza y la naturalidad, consiguiendo que broten los sentimientos.