La guerrilla colombiana del Ejército de Liberación Nacional (ELN) informó a primeros de septiembre de su decisión de liberar a los rehenes que mantenía desde hacía más de un mes, incluso sin ningún acuerdo con el Gobierno, rechazando de antemano la responsabilidad por posibles incidentes.
«Decidimos proceder por nuestra iniciativa a la liberación de los rehenes, bajo riesgo de no lograrse las condiciones mínimas para el éxito de las operaciones humanitarias», informó el ELN en un comunicado difundido en La Habana, Cuba.
El ELN también pidió el apoyo de los países que apoyan el proceso de paz en Colombia, la ONU y la Iglesia para la liberación de los rehenes, añadiendo que «responsabiliza a las fuerzas armadas por cualquier incidente fatal que pueda ocurrir durante estas operaciones humanitarias».
Las seis personas, cuya liberación se esperaba desde hace días, son dos civiles cuyos nombres no han trascendido, los policías Wilber Rentería, Luis Carlos Torres Montoya y Yemilson Leandro Gómez Correa, así como el soldado profesional Jesús Alberto Ramírez Silva, que padece una enfermedad tropical.