Fuentes locales revelaron a la agencia SANA, bajo anonimato, que la alianza militar liderada por Estados Unidos bombardeó intensamente la aldea de al-Buqa’an, cerca de la ciudad de Hajin, junto al río Eufrates, a unos 100 kilómetros al sureste de Deir ez- Zor, matando al menos a 40 civiles, en su mayoría mujeres y niños.
Esta «masacre» tiene lugar solo dos días después de que los cazas de la llamada «Coalición Occidental» dispararan misiles a la aldea de al-Bubadran, matando a 23 civiles. En la misma semana, fueron objeto de ataques las localidades de al-Shafa y al-Susah, también en la provincia de Deir ez-Zor.
De acuerdo con SANA, más de cien civiles habrán perdido la vida en estas raids en que la alianza militar liderada por Estados Unidos (EEUU) alega estar combatiendo al Daesh con fuerte presencia a lo largo del Éufrates, cerca de la frontera con Irak.
Sin embargo, las autoridades sirias han acusado repetidamente a esta alianza militar de hacer frente además de a las acciones de Daesh y de una presunta lucha contra el terrorismo, de «deliberadamente masacrar a civiles sirios» y provocar el éxodo de la población en la provincia de Deir ez-Zor.
Bombas de fósforo blanco, de fragmentación y silencio internacional
El Ministerio sirio de Asuntos Exteriores también acusa a Estados Unidos, como lo ha hecho recientemente en otras dos misivas enviadas a las Naciones Unidas, de recurrir a municiones con fósforo blanco y bombas de racimo, prohibidas internacionalmente.
En las cartas, las autoridades sirias afirman que el «silencio vergonzoso de la comunidad internacional ha alentado a la coalición liderada por EEUU a matar más sirios y a destruir sus propiedades», y piden a la ONU que cree un «mecanismo internacional, independiente e imparcial para investigar los crímenes» que están siendo cometidos por esa coalición.
Mediante María Zakharova, representante del Ministerio de Asuntos Exteriores, Rusia reiteró la acusación el pasado jueves día 15 de noviembre de que EEUU está usando bombas de fósforo blanco en la provincia de Deir ez-Zor.
Campo de refugiados de Rukban como un «campo de concentración»
El viernes pasado, el Ministerio ruso de Defensa lanzó fuertes acusaciones a Estados Unidos sobre la «escandalosa situación» del campo de Rukban, ubicado en Siria, junto a la frontera con Jordania, en una región controlada por EEUU alrededor de la base ilegal de al-Tanf.
De acuerdo con el Ministerio, viven en el campo cerca de 50 mil personas, 6.000 de las cuales son miembros del grupo terrorista Maghawir al-Thawra, apoyado por Estados Unidos.
«La responsabilidad total de la situación humanitaria escandalosa en Rukban es de EEUU, que utiliza los problemas humanitarios de los refugiados para legitimar su presencia militar en el sur de Siria», acusan los responsables de la defensa rusa.
Para el coronel Mikhail Mizintsev, que participó en Ginebra en una conferencia sobre alto el fuego y cuestiones humanitarias, el campo de refugiados sirio recuerda los «campos de concentración de la Segunda Guerra Mundial», lo que hace más «lamentable», en su perspectiva, el blackout existente sobre el asunto por parte de la comunidad internacional y de los medios de comunicación.
«¿Cómo la comunidad global, tan preocupada por los derechos humanos, se mantiene tercamente callada sobre la catástrofe humanitaria de los residentes en el campo de Rukban, cuando, en realidad, son rehenes?», preguntó.
Los rusos y sirios, acusan a Estados Unidos y sus aliados de no permitir a los miembros de la Media Luna Roja la entrada en el campo de Rukban, además de facilitar a los terroristas el control del campo, así como la utilización de los refugiados como escudos humanos.