Este título viene a cuento de los múltiples fantasmas que aparecen en cualquier esquina de España y del mundo al empezar el viejo-nuevo año.
El principal fantasma que se anuncia en los próximos tiempos es el del fantasma de la recesión que, según importantes, sesudos y orientados analistas de las realidades económicas, o más bien financieras, nos advierten de que en el horizonte se vislumbran ya muy cerca los nubarrones de una nueva crisis. En el stop and go, o parada y marcha del capitalismo, las grandes líneas están programadas a corto, medio y largo plazo, ya que este sistema está basado en la conveniencia de la especulación y el juego en torno a las diversas modalidades financieras y de inversión, nunca de forma básica y natural en una economía productiva fundamentada y orientada en desarrollar todos los elementos científicos, técnicos, materiales y humanos para cubrir de manera posible, rigurosa, equilibrada, justa y digna las necesidades materiales, culturales y de salud del conjunto de la humanidad, de la más próxima de nuestro continente, y de forma solidaria y de colaboración de la de los países y pueblos de otros continentes que viven situaciones más graves o precarias que las de nuestro entorno, debido en gran parte al expolio al que han sido muchas veces sometidos.
En la pasada primavera, este ente tramposo llamado “mercados”, al servicio de los grupos oligárquicos que controlan producción, finanzas, especulación y juego bolsístico, que controlan todo lo que tiene que ver con el mercado entendido como sistema de compra, venta e intercambio de mercancías y servicios necesarios, ya nos alertó de que después de la crisis el ciclo de bonanza duraba demasiado y que se iba a producir una desaceleración que afectaría en primer lugar a los países de economías emergentes, o en fase de desarrollo, luego a Europa y China y, finalmente, a los mismos EEUU. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) la economía mundial va desde la actual expansión sincronizada, después de la última “crisis”, a una desaceleración asimétrica, no al mismo tiempo ni de la misma forma e intensidad en cada estado.
En resumidas cuentas, nos amenazan para que nos preparemos y empecemos a arrugarnos y a aceptar aún más que en la actualidad todo lo que nos digan y echen ya que la sagrada e irreversible verdad de los “mercados”, así lo indica. Es el stop and go señalado al principio, a conveniencia siempre de la decisión y control de los principales grupos oligárquicos que deciden qué producir, cómo y dónde producirlo, para alimentar un consumismo basado en la especulación sobre los principales medios materiales y servicios. Y frente a ello, repito, no hay más que la aceptación pasiva a la cual nos inducen e imponen sistemáticamente o empezar a poner en marcha un proceso de denuncia, coordinación, resistencia y movilización en España, Europa y el mundo.
Y EN ESTE CONTEXTO LOS NACIONALISMOS SIGUEN DEGRADANDO Y ENFRENTANDO A LAS CLASES TRABAJADORAS EN TODAS PARTES.
Voy a utilizar algunas anécdotas para que se vea hasta dónde llega su capacidad de manipulación siguiendo al pie de la letra su sentido de clase y neoliberal, y su esquema racista, identitario y xenófobo cuando conviene. Podemos hablar de las diversas realidades que han sembrado de nuevo Europa de ideas que creíamos enterradas después de las dos guerras devastadoras del siglo XX, mientras desaparece gran parte del bagaje revolucionario, transformador o reformista que el movimiento obrero y los movimientos comunistas socialistas y democráticos habían construido en duras batallas con el capital y la reacción. Movimientos socialistas y democráticos que en gran parte han desaparecido de la práctica social o están inermes, haciendo que el internacionalismo de clase solidario haya sido de nuevo sustituido en sectores de la clase trabajadora por sentimientos nacionalistas de competencia con los trabajadores de otros países.
También podemos referirnos a lo que están haciendo los EEUU en la frontera con México y en el conjunto de América Latina potenciando en el conjunto los movimientos de extrema derecha, el golpismo y el sabotaje en Venezuela, Nicaragua, Brasil… y la llegada al poder de un nuevo fascismo, siempre de carácter neoliberal que controla instituciones, bancos, sistemas judiciales, fuerzas de orden.
Y no olvidemos nunca que cuando no son suficientes los métodos del golpismo institucional, más o menos pacífico, o sin tanques, para recuperar un poder que ha sido ganado democráticamente, o se buscan nuevos espacios de dominio económico y de explotación de riquezas a costa de la liquidación de la soberanía e independencia de las naciones, se recorre directamente a la amenaza de guerra y a la guerra si es preciso. Yugoslavia, Iraq, Libia, Siria, Yemen…, sin ir más lejos, son claros ejemplos de ello. Y tengamos siempre en cuenta que las fábricas de armamento son uno de los sectores más importantes de la producción, aunque esta producción sirva para matar, destruir o, simplemente, para amenazar y dominar.
Resumiendo, lo escrito es una sucinta muestra de lo que ocurre. Y mientras, aquí tenemos al país ensimismado en debates generados por las nuevas extremas derechas, que surgiendo de las cloacas de los nacionalismos periféricos activan los desagües de los nuevos nacionalismos de la extrema derecha centralista, hasta hace poco absolutamente marginales. Y la izquierda real, sólida, seria, activa y capaz de hacer frente a la situación con una política de clase, de cambio social y republicano, solidaria e internacionalista frente a los nacionalismos, de momento, no está ni se la espera. Continúa siendo tarea prioritaria recrearla, con una concepción plural y unitaria que, independientemente de tradiciones y visiones de futuro legítimas, quiera trabajar colectivamente para desarrollar un programa, unas propuestas y un discurso político aquí y ahora.