El reciclaje se ha convertido en algo más que una opción y ya es una necesidad vital.
Aunque pueda parecer algo opcional, donde podemos elegir el hacerlo o no, incluso una moda pasajera más o menos “verde”, no lo es. Y no lo es porque el medioambiente no puede esperar debido al nivel de contaminación global.
La contaminación, un problema de todos
Desde que en Suecia se celebró en 1972 una conferencia mundial del medioambiente que implicó a un buen número de países, la Comunidad Económica Europea adoptó su directriz medioambiental de obligado cumplimiento en 1974 y desde que a partir de 1992 comenzasen a celebrarse de manera asidua las conferencias mundiales de las Naciones Unidas contra el cambio climático, ha pasado tiempo. No es esto, por tanto, una ocurrencia o una preocupación de radicales surgida en los últimos meses.
En todo este período han surgido conceptos como capa de ozono, desechos orgánicos, plásticos o de vidrio, cambio climático, biodiversidad o desarrollo sostenible. Algunos conceptos como medio humanizado o ecología humana han sido menos afortunados. Otros, por el contrario, tales como degradación, ecosistema o tratamiento de residuos se han popularizado y han calado en el ciudadano medio.
Pero si hay algo que ha quedado claro es que así no podemos seguir. Los niveles de CO2, el gasto energético, la contaminación de la atmósfera o los crecientes niveles de microclima urbano (el SMOG, las islas de calor, etc…), han puesto la voz de alarma. Autoridades y ciudadanos, todos debemos colaborar. Y es importante recalcar que los países industrializados, tanto si son del considerado Primer Mundo como del Tercer Mundo, deben aportar su granito de arena.
Reutilizar desechos: reciclar
Uno de los peores problemas para el planeta es la contaminación de cualquier tipo. Desde las ignoradas contaminaciones acústicas o lumínicas, hasta las graves radiactivas, es evidente que son las que más preocupan. Pues bien, dentro de éstas, destacan las de los tratamientos de residuos, dentro de las llamadas soluciones para “otras contaminaciones”, que tienen salida práctica. Es el famoso reciclaje.
Todos conocemos el concepto: reutilizar algo que ya no nos sirve para cuidar el planeta, ahorrar energía, etcétera. Pero aunque sea algo popular, no es mala idea leer una buena guía completa de reciclaje. Así, no sólo aprendemos conceptos que no conocíamos o estrategias a realizar, sino que además refrescamos conocimientos y entendemos el porqué de los mismos. Por ejemplo, sabemos que ahorramos recursos de la naturaleza al reutilizar, que contaminamos menos ríos o campos, pero ¿sabías que ahorramos también energía e incluso agua, al fabricar un nuevo producto con materiales de reciclaje? Resulta sorprendente, pero es así.
Podemos aprender no sólo buenas palabras, como lo que equivale cada reciclaje en términos de energía, consumo o limpieza, sino aprendizajes prácticos. Un ejemplo, todos sabemos que en el contenedor amarillo va el plástico pero, ¿una bandeja de aluminio o una tapa de botella también? ¿Y las bandejas de corcho protectoras de nuestros aparatos electrónicos? ¿Dirías que los recipientes de yogures o las latas de conserva también van en dicho contenedor? Pues sí. El amarillo no es únicamente el de plástico, sino también el de latas y bricks. Por tanto, ahí no se pueden echar DVD o juguetes, sólo envases.
Lo mismo podemos decir del envase azul, el del cartón, pues si bien éste no conlleva complicaciones, no podemos depositar cartón manchado de aceite o los briks anteriormente dichos. En el verde, el del vidrio, nada de depositar bombillas aunque nos parezcan de “cristal”; o en el orgánico, no confundir lo “orgánico” (carnes, pescados) con “restos” orgánicos (colillas, hilo dental).
Como vemos, reciclar se muestra como una manera cercana y práctica de hacerlo, pero no es tan fácil, y exige practicar y aprender.
Es importante la concienciación y el llevar a la práctica dicha concienciación. Millones de personas mueren al año por contaminación, especialmente las relacionadas con la alimentación, el agua o los problemas respiratorios. Una buena guía y el compromiso por nuestra parte de cumplirla es lo más eficaz. Esto no es una moda, y no es algo que únicamente podamos dejar en manos de instituciones o políticos, es algo vital, una cuestión de supervivencia.