Toda empresa tiene responsabilidades fiscales que debe atender para mantenerse operativa bajo los estatutos de la ley, bien sea para el surgimiento de una nueva línea de negocios o para generar una estrategia empresarial que potencie el alcance de una empresa ya existente, la orientación en el ámbito fiscal es imprescindible.
En este marco, un buen asesoramiento ayuda al análisis y la toma de decisiones en políticas y planificación fiscal con el fin de no saltarse ningún planteamiento tributario, pero con un mantenimiento de ahorro para la entidad comercial.
Responsabilidades del asesor empresarial
Emprender, fusionar o adquirir una empresa lleva consigo procedimientos delicados, que deben ser manejados por un profesional con el fin de mantener todo regulado y con los resultados que se quieren para cada parte. Una gestoría puede encargarse de todo ello, pero debe ser un asesor fiscal quien tome el control de los impuestos y gastos tributarios.
El campo de la gestión tributaria es amplio, específico y constantemente aparecen nuevos estatutos que pueden o no afectar a la empresa en cuestión, el encargado de estar al tanto de esto es el asesor interno.
Las funciones más específicas de este profesional están estrechamente relacionadas con el cumplimiento de las obligaciones tributarias, la asistencia para el uso de técnicas en los procedimientos de liquidación de impuestos, la resolución de problemas con aranceles de residencia o aplicación de convenios de doble imposición, así como ofrecer ayuda para mejorar las condiciones de las obligaciones sobre la sociedad o regímenes especiales de tributación.
Tareas de planificación y prevención
Desde el área fiscal también se pueden emprender procesos de revisión, gestión tributaria e inspección, con el fin de prevenir cualquier incumplimiento judicial. Esta tarea se encuentra dentro de la especialización de reclamaciones y recursos, donde también se pueden abordar asuntos de recaudación e inspección.
Desde el área de planificación se parte del objetivo de emprender procedimientos sin limitaciones y adscritos a los procesos legales. Por ejemplo, los mecanismos de la fiscalía a nivel internacional, bien sean para el control de transferencias, movilidad de personas o tributación indirecta.
Una de las áreas que más ha crecido en los últimos años de la planificación tributaria, es el asesoramiento en empresas con intereses en diferentes países, porque son muchos los emprendimientos generados que van más allá de las fronteras del país y deben ajustarse a requisitos internacionales.
¿Por qué contar con un asesor?
Las normativas de fiscalización española se encuentran en constante configuración, en espacio de días o semanas pueden aparecer nuevas figuras, o modificación de las ya establecidas. Darle la responsabilidad de estar al tanto de estos cambios a cualquier empleado de la empresa supone un peso importante, dado que requiere de la constante monitorización de las normativas sobre impuestos.
Unido al peso de gestor de este trabajo, el personal encargado debe tener un conocimiento específico, pues no todas las normativas aplican para todas las empresas. Cada negocio tiene sus estatutos y figuras de cumplimiento de acuerdo al tipo, tamaño, ingreso y área comercial de la empresa.
Disponer de la figura de un asesor interno dentro de la empresa es necesario, no sólo por contar con un encargado del pago de impuestos, sino porque sabe exactamente qué se debe pagar y qué no, conoce las normas, legislaciones nuevas y a la empresa para saber cuáles son aplicables a ella.
¿Cómo han surgido los nuevos cambios para el asesor interno?
El asesor fiscal es la persona indicada para la gestión tributaria y fiscal de una figura natural o jurídica. Para llevar a cabo esta gestión es necesario contar con las cuentas y la gestión de capital del negocio o los ingresos económicos si se trata de una persona física.
Los fuertes movimientos internacionales para implantar nuevas políticas fiscales han provocado la evolución del asesor interno, convirtiéndolo en una de las figuras más importantes de cualquier empresa, pues los cambios constantes y la evolución tecnológica hacen que las grandes y pequeñas organizaciones deban tomar decisiones definidas y casi inmediatas.
Esta última influencia mencionada, la tecnología es la principal responsable de las modificaciones de la comunicación entre los contribuyentes y las oficinas tributarias, y a su vez, hace que el asesor se convierta en su propio controlador de incidencias fiscales, ya que puede obtener información anticipada para un proceso de defensa dentro de los métodos tributarios.
¿Cómo ocurre esto? Estos canales de comunicación permiten hacer un registro de movimientos para la gestión de datos y solvencia de responsabilidades fiscales según la política correspondiente a la empresa.
Este mismo registro de información puede convertir al asesor en auditor de sus propios movimientos, de los hechos en colaboración o de los de la propia empresa en tiempos pasados.
Novedades técnicas y de adaptación
El comercio o expansión de las empresas hace necesario que estos profesionales se relacionen con otros idiomas, que conozcan el lenguaje de sistemas de informática y que sumen el conocimiento de la tributación indirecta.
Las nuevas responsabilidades han hecho que las empresas busquen personal con preparación multidisciplinaria, esto para perfeccionar el rendimiento dentro del área fiscal con las nuevas estrategias tecnológicas. De esta manera, se acorta la distancia entre disciplinas, y la evolución tecnológica permite invertir en sus avances para el enriquecimiento de otras áreas.
Por tanto, los asesores internos se encuentran en una línea de acción directa con el pago de las obligaciones tributarias, con el objetivo de procurar ahorros y encaminar la toma de decisiones de las empresas de acuerdo a políticas fiscales propias.
Con todo, la figura del asesor fiscal ha pasado de ser una figura precisa en una empresa, para ser indispensable y con grandes responsabilidades, pero así como han mejorado sus condiciones, las exigencias para estos profesionales también han crecido, con peticiones de control, gestión y búsqueda de beneficios para la empresa.
La adaptación a esta nueva concepción de rol es progresiva, muchas empresas aún ignoran esta realidad y lo importante que es para su reputación. La buena comunicación con el profesional fiscal es un paso importante para la prevención de sanciones y el ejercicio de la responsabilidad social plena.