No tener nociones ni conocimientos profundos sobre economía no tiene por qué estar reñido con no conseguir ahorrar, y a la vez, sanear nuestros números negativos derivados de préstamos e hipotecas. Todo ello, es mucho más sencillo si seguimos unos simples consejos, que aplicados en el tiempo con cierta constancia, se verán reflejados en nuestra cuenta corriente. Lejos de prometer enriquecernos, estos consejos se aplicarán de forma realista sin tener que renunciar a todas aquellas cosas que nos apasionan en nuestro día a día.
Elaborar un presupuesto doméstico es el primer paso
Parece una obviedad, pero para saber cuánto nos podemos gastar, debemos tener claro cuánto dinero entra todos los meses en la economía familiar y cuánto desaparece en aquellos gastos que no podemos evitar. Una buena forma de aprender a manejar mejor nuestro dinero, es interesarnos por páginas como ingresodigital.com, que nos habla de conceptos y términos económicos sencillos que pueden llegar a aplicarse fácilmente en el ahorro doméstico. De este modo, informándonos a través de esta página, poco a poco podremos llegar a calcular los intereses, las diferencias entre neto y bruto o saber cuándo prescriben las deudas. Todos ellos serán conceptos clave a la hora de elaborar aquellos presupuestos familiares que siempre tendremos que tener bien presentes. Pero a la hora de comenzar con ese presupuesto doméstico, ¿por dónde empezamos? ¿Qué es lo que nunca puede faltar?
Bueno, pues para empezar, lo idóneo sería tener en cuenta y como punto de partida, el salario mensual de cada miembro de la unidad familiar, así como todos aquellos ingresos secundarios o adicionales de los que dispondremos por cualquier condición o circunstancia. Una vez tengamos bien claro cuál es el saldo real que entra en la economía familiar, deberíamos pasar a evaluar todos aquellos gastos que siempre aparecen todos los meses. Por un lado tenemos los gastos de combustible y de transporte, los cuales podemos calcular de manera efectiva a través de los tickets de transporte o del número de kilómetros que efectuamos en una semana o mes. Después vendrían todos aquellos gastos en alimentación semanal; para no desperdiciar ni dinero ni comida, lo suyo sería tener siempre a mano unas recetas preparadas para seguir alimentándonos sin tirar ni un gramo de comida. Aparte de ello, una vez sepamos también los gastos de la vivienda, tanto si es una hipoteca o un alquiler, y el gasto medio de ocio, podremos crear “huchas” específicas para los gastos eventuales y otras para el ahorro económico familiar. Solamente teniendo en cuenta todos estos datos, podremos crear un presupuesto económico real.
Busca los mejores descuentos y ahorra en la compra semanal
El primer truco para ahorrar en la compra semanal es cambiar el horario en el que la realizamos. Dicha afirmación puede ser muy sorprendente, pero es que realmente, es al final del día el momento en el que los supermercados, para evitar un gran desperdicio alimentario, rebajan los precios tanto para las carnes y pescados, como de las verduras y frutas.
Lo que aparentemente puede parecer un ahorro de unos pocos céntimos, la acumulación semanal puede elevar la cifra a un ahorro considerable.
Revisar las facturas del hogar
Por comodidad, en muchas ocasiones pagamos las facturas del hogar sin saber qué es lo que exactamente estamos pagando. Lejos sólo de prestar atención a un cobro excesivo erróneo, lo que deberíamos tener presente, sin duda, es si dichos servicios son los más adecuados para nuestro estilo de vida.
Por ejemplo en el servicio móvil, ya que si nos pasamos largas horas hablando por teléfono tendremos que tener contratado un servicio de llamadas ilimitadas para ahorrarnos el susto de tener que pagar un importe adicional extra que puede llegarnos con la factura.
Invertir
A veces, lo difícil de ahorrar es que hay ciertas personas que no pueden evitar gastar ese dinero en caprichos, que en muchas ocasiones, ni siquiera llegamos a aprovechar ni disfrutar del todo. Si tenemos un buen asesoramiento podremos disponer de una forma de incrementar ese ahorro de dinero, evitando no solo gastarlo en tonterías, sino que con el tiempo se podrá convertir en una cantidad mayor, como puede ser invertirlo.
Pero siempre son decisiones que se deben tomar fríamente, comprobando las diferentes opciones y consultando todo con los especialistas profesionales y preparados en ese tipo de asesoramiento.