Es complicado echar un vistazo al tejido empresarial y encontrar un nicho o un segmento de empresa que siga en pleno crecimiento este 2021. Sin embargo, hay varios ejemplos que avalan la tesis de que aún queda recorrido en según qué sector.
Es el caso de la logística, pero también, de la economía del CBD. La adopción dentro del circuito de productos farmacéuticos en la propia UE hace que, según algunos de los últimos informes, la previsión pase por un crecimiento que supera con creces el 400% de la facturación de los últimos años.
Son cada vez más las industrias y los ciudadanos que acogen con buen talante este tipo de productos por sus beneficios contrastados ya que el cáñamo es clave para ciertos tratamientos médicos en los países en los que está legalizado.
El CBD España aún no ha sido registrado, como sí ha sucedido en otros países, como complemento alimenticio dentro de la AEMPS, lo que dificultaría su distribución para consumo, pero no para uso externo ya que sí está contemplado como producto cosmético.
En realidad, esta molécula, según información de la propia Organización de la Salud, ni es adictiva ni perjudicial, pero, precisamente por la desinformación al respecto, está suponiendo un escollo legal en nuestro país mientras que, en el resto de la UE, en la mayoría de países, ya se ha abierto el camino para la comercialización y consumo humano.
De hecho, se habla de una facturación anual en la UE que ronda los 450 millones de euros, una cifra que, desde Alemania, Italia, países con una legislación más clara y directa, podría seguir creciendo exponencialmente.
También, según una resolución de noviembre de 2020 dictada por el Tribunal Superior de Justicia comunitario, ha creado una brecha al crear jurisprudencia cuando los productos basados en CBD se produzcan de plantas de cáñamo industrial que cuenten con la certificación de algún país de la UE, se acogerían a los artículos 34 y 36 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea (FUE), primando por tanto el libre comercio de mercancía en los países del espacio común.
Eso abre camino a que inversores y empresarios, en vista de las opciones y posibilidades de crecimiento del sector que, presionados también por las evidencias científicas, serán capaces de conseguir un marco legal de actuación en cuestión de corto tiempo.
Solo en España, la estimación es que más de 300.000 pacientes utilizan CBD en sus tratamientos, algo que sigue creciendo según se va popularizando su capacidad de mejorar las nauseas por ejemplo de la quimioterapia o alivia a quien padece esclerosis múltiple, entre otros.
Un nuevo horizonte para un negocio que poco a poco se ha ido abriendo camino y regulándose para garantizar a las empresas y consumidores una calidad y garantía necesaria que avalan todos los organismos internacionales.