La vuelta a la escuela siempre encauza un momento de crisis emocional, normalmente, ligada tanto al apego paternofilial como a los nervios de última hora. Sin embargo, hay un modo de evitar ese tradicional altibajo. Una estrategia que, mediante la organización y el control, tiene como objeto hacer la vuelta al colegio lo menos estresante posible. Algo que agradecerán tanto padres como hijos llegado el momento.
Organización desde el minuto cero
Aunque pueda parecerlo por la reciente entrada a las primeras vacaciones, la verdad es que nunca es temprano para gestionar la vuelta al colegio sin agobios. Todavía queda poco menos de dos meses para que los niños vuelvan al aula y, con ello, el estrés de los últimos preparativos. Motivo por el que actuar con antelación nos ahorrará más de un dolor de cabeza tanto a padres como a hijos ante el comienzo de curso.
Desde material y mochilas escolares y hasta ropa y deberes de verano, la tradición del caos de septiembre puede tener fin si sabemos cómo hacerlo. Pero ello no debe suponer un sacrificio en ningún caso, ya que lo primordial aquí es preparar todo lo imprescindible sin que el curso empiece con más problemas de los que ya acarrea. Pero, ¿cómo compaginar esa tarea entre los últimos días de trabajo y las vacaciones?
El primer paso: tener a punto el material escolar
Año tras año, los niños acuden a la escuela ataviados con todo tipo de utensilios que usarán a lo largo del curso. Por lo general, este material suelen encargarlo los maestros a los padres para que todo esté a punto para su inicio. Así que lo más obvio es que empecemos justamente por ahí: elaborando una lista completa de todo aquello que necesitarán nuestros hijos para la vuelta al cole y sus actividades escolares.
En primer lugar, y a fin de ahorrarnos un dinero de más, siempre viene bien remarcar qué material es todavía útil y cuál no. De este modo, actualizaremos sólo aquello que haga falta, pero preservaremos el resto de artículos cuya funcionalidad aún vaya para largo. No obstante, parte del material escolar sí debe reemplazarse por razones más que evidentes. Aunque el desgaste acostumbra a ser la razón principal de ello.
En ese sentido, cambiar de mochila es un requisito incontestable en cada curso. Además de permitir mayor espacio para los libros de mayor envergadura en cada año, las mochilas suelen acabar destrozadas a final de curso dada la frecuencia de su uso y la sobreexposición al sol, que las destiñe. Pero, más que el material, quizá lo más agobiante de la vuelta a la escuela sea la montaña rusa de emociones que ello conlleva.
Cómo sobrellevar la crisis emocional de la vuelta al cole
Volver a la escuela puede ser increíblemente traumático. Por una parte, los niños han de aprender a ser más independientes de sus padres; sobre todo, tras una temporada larga vacacional con ellos llena de experiencias muy emocionantes. Y, por otra parte, los padres deben gestionar todas las emociones del hogar de la mejor manera posible. En especial, desembarazándose del apego también fruto de las vacaciones.
Al fin y al cabo, todo forma parte de esa llamada depresión posvacacional, donde la vuelta tanto a la escuela como al trabajo y su consecuente frenesí colisiona con el relax previamente experimentado. Para sortearla, los padres deben incentivar a los hijos al aprendizaje al que la escuela da acceso. Tratando de hacer del momento lo más divertido y menos agobiante posible. ¿Y cómo podemos lograrlo con éxito?
Mantén la compostura
Evidentemente, hacer menos estresante la vuelta al cole es algo fácil de decir, pero muy difícil de lograr. Sin embargo, tener una estrategia de contención pueda hacer el camino mucho más sencillo. Todo consiste en la actitud. En ese sentido, es sabido que los niños reflejan sus emociones mediante el aprendizaje emocional de los padres. Por lo que, si los padres están nerviosos, los hijos también lo estarán.
Como padres, debemos mantener una entereza y control de las emociones suficiente como para que los hijos entiendan que hay un reto que afrontar, pero que no debe hacerse un drama por ello. Si encaramos la llegada al curso con normalidad, con todo el material ya a punto y el temperamento de, simplemente, retomar un año más, es muy probable que los niños al fin comprendan que su paso por la escuela es necesario.