Para gran parte de la sociedad, hablar de ortodoncia es hacerlo del tratamiento dental que necesiten los niños cuando su dentadura no esté bien colocada o cuando necesiten mejorar su mordida ante ciertos desajustes óseos.
Sin embargo, la realidad dista mucho de ser esa ya que, por suerte, desde hace años también se presta especial atención cuando, en el desarrollo adulto, la calidad de vida no es cómoda por los problemas en la salud bucodental.
¿Cuáles son los principales tres motivos, fuera del estético, para apostar por una ortodoncia en la edad adulta?
En primer lugar hay que pensar en que el crecimiento, cuando se llega a la edad adulta, hace que todo sea más complejo porque la estructura ósea de los maxilares está desarrollada por completo, lo que hace que, al contrario de cuando se busca solución en la infancia, no se puede actuar sobre el hueso a la hora de buscar alternativas.
Eso hace que haya que buscar alternativas para intentar evitar el quirófano, al que solo se acudiría en caso de ser estrictamente necesario.
En primer lugar, suele tenderse a buscar ayuda en la ortodoncia en caso de huecos interdentales o, por el contrario, apiñamiento. Sobre todo, cuando una persona ya adulta decide optar por la ortodoncia es porque su calidad de mordida está afectando a su salud, llegando incluso a repercutir no solo en el sistema digestivo – no hay que olvidar que la boca es el primer paso – sino también a nivel vertebral.
“En la clínica vemos a mucha gente que ha terminado optando por colocar sus piezas a la edad adulta al ver cómo está afectando a su día a día. Dolores de cabeza, problemas posturales, mal sueño… Son muchos los casos por los que al final optan por lanzarse a un tratamiento que les alivie la presión y prevenga también la pérdida de piezas” explican desde Biodent Clinic, especialistas en ortodoncia en Torrevieja.
¿Cuáles son los tres motivos por los que es necesario lanzarse?
- Mejorar la mordida: eso aliviará el desgaste dental ante roces que no corresponden y evitar que los huesos mandibulares acaben desplazándose y dañándose. Eso, a la larga, provoca también problemas en la articulación temporomandibular provocando dolores de cabeza, mandíbula, vértebras e incluso oído.
- Retracción de encías: esto, según se va avanzando en la vida adulta, provoca pérdidas dentales cuando cada vez se va viendo más diente y la encía se retrae.
- Colocación de las piezas: en este caso, más allá de la obvia estética, tiene como función evitar problemas gingivales y periodontales producidos por los problemas en tener éxito en la limpieza bucal.