La reciente intervención de Rosa Díez en el programa ‘La retaguardia’ de Periodista Digital ha puesto de relieve las tensiones en torno al 41º Congreso Federal del PSOE, un evento que ha suscitado críticas tanto por su desarrollo como por las implicaciones políticas que conlleva. La cofundadora de Unión, Progreso y Democracia (UPyD) ha calificado el cónclave del partido socialista como un acto personalista y ha cuestionado la integridad de su líder, Pedro Sánchez, al rodearse de personas, a su juicio, con escasos principios éticos.
Díez ha expresado su preocupación por lo que considera una falta de escrúpulos dentro del partido y ha utilizado términos contundentes para describir a los socialistas presentes en el evento. Según su análisis, el PSOE se comporta más como una “banda de delincuentes” que como una organización política legítima, acusando a sus miembros de apoyar a quienes consideran “el delincuente número uno” de la política española, en referencia a Sánchez. Esta retórica ha llevado a la exdiputada a establecer paralelismos entre el actual líder socialista y figuras de otras tendencias políticas, como el líder de Bildu, Arnaldo Otegi.
Uno de los puntos más controvertidos de su intervención ha sido la mención a los expresidentes andaluces Manuel Chaves y José Antonio Griñán. Ambos han sido condenados por su implicación en el escándalo de los ERE, un caso que ha sido descrito como uno de los mayores fraudes en la historia reciente de España. Díez ha criticado el hecho de que en el congreso del PSOE se haya aplaudido y reivindicado a figuras políticas que han sido condenadas por corrupción, lo que, según ella, evidencia una falta de respeto hacia la justicia y los ciudadanos afectados por sus actos delictivos.
La exdiputada ha señalado que esta actitud del PSOE no solo socava la confianza en las instituciones, sino que también refleja un desprecio por la legalidad y la ética política. La comparación con Otegi, quien ha sido criticado por su relación con la banda terrorista ETA y su defensa de los terroristas, busca subrayar lo que considera una similitud en la forma en que ambos líderes manejan la lealtad hacia figuras condenadas por delitos graves.
La intervención de Rosa Díez ha reavivado el debate sobre la corrupción en la política española y la percepción que se tiene de las instituciones democráticas. Su análisis, aunque polarizador, invita a reflexionar sobre el estado actual de la ética en la política y la necesidad de una mayor rendición de cuentas por parte de los líderes políticos.
