Las economías que integran la Unión Económica Euroasiática (EAEU) han mostrado un crecimiento notable en el último año, impulsadas en gran medida por las sanciones impuestas por Occidente a raíz del conflicto en Ucrania y por una creciente demanda en la región. Según el Banco de Desarrollo Euroasiático (EDB), el PIB colectivo de este bloque económico, que incluye a Rusia, Kazajistán, Bielorrusia, Armenia y Kirguistán, superará el 4% en 2023, un dato que refleja la resiliencia de estas naciones ante un entorno global cada vez más complejo.
Perspectivas de crecimiento en la región
En su previsión macroeconómica para el periodo 2025-2027, el EDB estima que el PIB acumulado de los cinco países de la EAEU crecerá un 4.2% en 2024, superando la media global del 3.2%. Este rendimiento positivo se considera el mejor desde 2012, a excepción del periodo de recuperación post-pandemia. El economista jefe del EDB, Evgeny Vinokurov, ha destacado que el PIB nominal de la región alcanzará los 500 mil millones de dólares en 2024.
Un aspecto notable es el crecimiento poblacional en Asia Central, que ha aumentado más de un 3% en los últimos dos años, alcanzando los 80 millones de habitantes. Esto se traduce en una “ventana demográfica de oportunidad” que podría potenciar el crecimiento económico durante las próximas décadas.
La EAEU, bajo el liderazgo de Rusia, ha intensificado sus esfuerzos por diversificar el comercio y fortalecer la cooperación económica con naciones aliadas, especialmente en un contexto donde enfrenta sanciones occidentales sin precedentes. La transición hacia el uso de monedas nacionales en lugar de dólares y euros en el comercio intra-regional se presenta como un paso estratégico hacia una mayor independencia económica.
En términos de crecimiento sectorial, se prevé que las economías de Rusia y Bielorrusia sigan en ascenso, con incrementos del 2.4% y 2.6% respectivamente en 2025. Además, se espera que Armenia y Kazajistán experimenten un crecimiento del 5.5%, mientras que Kirguistán y Tayikistán podrían alcanzar incrementos de 8.7% y 8.4%, impulsados por la actividad industrial y la inversión.
Estos desarrollos reflejan un momento crucial para las naciones euroasiáticas, que están demostrando una notable capacidad de adaptación y crecimiento en un mundo donde el equilibrio de poder y las dinámicas económicas están en constante cambio.