La próxima conferencia climática de las Naciones Unidas, COP30, se celebrará en Belém, capital de una región amazónica que ha sufrido una deforestación generalizada. Este fenómeno, impulsado principalmente por la ganadería, ha transformado la selva tropical, que alguna vez fue un vital sumidero de carbono, en una fuente significativa de emisiones de carbono.
Un nuevo informe revela que alrededor del 80% de las principales empresas brasileñas de carne de res y cuero, así como sus financiadores, no han realizado compromisos para detener la deforestación. Este estudio, presentado por la organización ambiental Global Canopy, destaca a 175 de las compañías más influyentes en el sector de la carne y el cuero, junto con las instituciones financieras que las apoyan, que han canalizado unos 100.000 millones de dólares en financiación. Esta cantidad representa un tercio de los fondos anuales que las naciones ricas se comprometieron a proporcionar para la financiación climática en los países en desarrollo durante la COP29, celebrada el mes pasado en Bakú, Azerbaiyán.
Inacción Corporativa y Desafíos en la Trazabilidad
El informe subraya que, aunque la ganadería es el único commodity que influye de manera más significativa en la deforestación y las emisiones de gases de efecto invernadero, la respuesta de las corporaciones y las instituciones financieras en las cadenas de suministro brasileñas ha sido decepcionante. A pesar de que algunas empresas, como JBS, han hecho compromisos para frenar la deforestación y cuentan con sistemas de trazabilidad, el estudio las clasifica entre las más propensas a adquirir ganado de tierras recientemente deforestadas.
La evaluación del riesgo de deforestación se basa en la cantidad de ganado comprado a los ganaderos en cada municipio brasileño y su tasa de deforestación. Las compañías que adquieren ganado de áreas con alta deforestación son más propensas a provenir de tierras recientemente despejadas en comparación con aquellas que compran de zonas con baja deforestación. La metodología utilizada fue desarrollada por Do Pasto ao Prato, una aplicación independiente brasileña que busca aumentar la transparencia en el sector ganadero.
Emma Thomson, coautora del estudio, enfatiza que los compromisos son cruciales como primer paso para abordar la deforestación, pero deben ser seguidos por una implementación efectiva y un monitoreo riguroso de los proveedores. Esto incluye mecanismos de trazabilidad eficaces y reportes transparentes sobre los avances, o la falta de ellos.
Además de JBS, el informe señala a tres empresas procesadoras con unidades en el estado de Pará como propensas a comprar ganado de tierras deforestadas: Mercurio, Mafrinorte y Frigol. En respuesta escrita, JBS argumenta que la metodología del estudio presenta una evaluación simplista e inexacta del riesgo de deforestación, al ignorar factores como políticas corporativas y sistemas de aprovisionamiento sostenible.
Desde 2009, JBS ha mantenido un sistema para garantizar que sus proveedores cumplan con criterios socioambientales. La compañía sostiene que aquellas que han realizado avances significativos en sus controles son criticadas, y que su transparencia se utiliza como un castigo en lugar de un incentivo.
El estado de Pará alberga el segundo mayor rebaño de ganado de Brasil, con 25 millones de animales, y el 35% de su territorio ha sido despejado, un área ligeramente menor que Siria. Como resultado, ocupa el primer lugar en emisiones de gases de efecto invernadero entre los estados brasileños. Un estudio destacado publicado en la revista Nature en 2021 encontró que el este de la Amazonía, donde se ubica Pará, ha dejado de funcionar como un sumidero de carbono debido a la deforestación y el cambio climático.
Niki Mardas, director ejecutivo de Global Canopy, ha señalado que habrá una actualización del informe de referencia en el período previo a la COP30 el próximo noviembre, cuando toda la atención estará centrada en la Amazonía. “Esta no es una imagen fija. Es un llamado a la acción”.
