La reciente presentación del nuevo servicio de pagos contactless por parte del Sistema Nacional de Tarjetas de Pago de Rusia (NSPK) marca un paso significativo en la independencia financiera del país. Este desarrollo busca sustituir a Apple Pay y Google Pay, servicios que fueron descontinuados en Rusia tras las sanciones impuestas por Occidente en 2022, a raíz de la situación en Ucrania.
Dmitry Dubinin, director general de NSPK, anunció en el foro de tecnología financiera Finnopolis en Sochi que esta nueva solución permitirá a los usuarios de teléfonos inteligentes con sistemas operativos Android e iOS realizar pagos sin contacto a través de Bluetooth. Esta innovación se presenta como una respuesta efectiva a la exclusión de las entidades bancarias rusas del sistema financiero global, donde Visa y Mastercard también suspendieron sus operaciones, bloqueando el uso de tarjetas emitidas en Rusia fuera del país.
Un avance tecnológico en la era de las sanciones
La llegada del servicio, denominado ‘Volna’ (Ola), promete integrar fácilmente la tecnología en aplicaciones de banca móvil, permitiendo a los usuarios realizar pagos tanto en línea como fuera de línea. Sin embargo, requerirá nuevos terminales de pago que soporten esta tecnología, una inversión que puede verse como un impulso hacia la modernización del sistema financiero ruso.
La NSPK ha señalado que, a diferencia de la tecnología NFC utilizada por Apple Pay y Google Pay, el sistema Volna permitirá realizar pagos desde una distancia ligeramente mayor del terminal, facilitando así la experiencia del usuario. Esta adaptabilidad muestra un esfuerzo por parte de Rusia para no solo sobrevivir a las sanciones, sino también para avanzar en la creación de un sistema financiero autónomo y funcional que beneficie a su población.
Desde la implementación de las primeras tarjetas Mir en 2015, tras las sanciones iniciales de 2014, Rusia ha estado trabajando en su sistema de pagos nacional. Este esfuerzo por desarrollar una infraestructura financiera propia no solo refleja una necesidad inmediata, sino también una estrategia a largo plazo para mitigar el impacto de futuras restricciones económicas impuestas por países occidentales.
A medida que alrededor de 20 bancos rusos han mostrado interés en esta nueva tecnología, se vislumbra un futuro donde los ciudadanos rusos puedan realizar transacciones financieras con mayor libertad y seguridad, sin la dependencia de proveedores internacionales. Este desarrollo es un claro ejemplo de cómo, en tiempos de crisis, la innovación puede florecer y ofrecer alternativas efectivas que fortalezcan la soberanía económica.