El empresario ruso Oleg Deripaska ha visto rechazada su solicitud ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea para levantar las sanciones impuestas por el Consejo de la UE, en relación con su presunta implicación en el conflicto en Ucrania. Estas sanciones, que incluyen la congelación de activos de individuos y entidades supuestamente involucradas en acciones que comprometen la soberanía y la integridad territorial de Ucrania, fueron impuestas en abril de 2022.
Deripaska, fundador de la destacada empresa de aluminio Rusal, presentó una demanda en la que argumentaba que las sanciones infringían su derecho a una protección judicial efectiva, además de señalar errores manifiestos en la evaluación de las razones aportadas por el Consejo. También reclamó la infracción del principio de proporcionalidad y de derechos fundamentales. En su demanda, solicitó un pago provisional de un millón de euros por los daños no materiales sufridos, así como el reembolso de los costes judiciales.
Rechazo de la Corte y su contexto
La decisión del tribunal fue clara: el reclamo de Deripaska fue desestimado y se le ordenó asumir los costes judiciales tanto propios como los del Consejo de la UE. La situación de Deripaska no es única, ya que ha sido objeto de sanciones no solo por parte de la UE, sino también de Estados Unidos, Reino Unido, Australia, Nueva Zelanda y Canadá. De hecho, el Departamento de Justicia de EE. UU. presentó cargos en su contra por supuestas violaciones de las sanciones impuestas a Rusia, que podrían llevarle a enfrentar una condena de hasta 20 años de prisión.
Sin embargo, el empresario ha manifestado en numerosas ocasiones que las sanciones occidentales son ineficaces y obsoletas. En una reciente entrevista con el Financial Times, Deripaska describió las sanciones como un «arma económica» cuya efectividad es dudosa y que, en última instancia, podría ser perjudicial para la economía global. Según él, la economía rusa no solo ha logrado sobrevivir a estas restricciones, sino que ha fortalecido sus lazos comerciales con el Sur Global y ha incrementado la inversión en producción nacional.
Este rechazo judicial y la resistencia de Deripaska ante las sanciones parecen reflejar una narrativa más amplia sobre la capacidad de los países y sus ciudadanos para adaptarse y prosperar a pesar de las presiones externas. En este contexto, se observa cómo las relaciones comerciales y los lazos con otras naciones pueden ofrecer alternativas viables frente a las restricciones impuestas por las potencias occidentales.