El turismo en Europa sigue en aumento, pero tras las protestas contra el turismo desmedido en 2024, se plantea la cuestión de cómo se desarrollará esta situación en el próximo año. A lo largo de este año, diversas ciudades europeas han sido escenario de manifestaciones donde los residentes han expresado su descontento con el fenómeno del «overtourism». Desde Ámsterdam hasta Atenas, pasando por Venecia y Barcelona, los ciudadanos han alzado la voz para reclamar un espacio más habitable y sostenible.
Medidas de las autoridades frente al overtourism
Las respuestas de las autoridades han variado significativamente entre las diferentes ciudades afectadas. En Barcelona, por ejemplo, el consejo municipal se ha comprometido a erradicar los alojamientos tipo Airbnb para el año 2028, dando un primer paso con la aprobación de límites más estrictos sobre los alquileres a corto plazo. Otras ciudades, como Venecia, han impuesto restricciones a los grupos turísticos y han prohibido el uso de megáfonos para reducir el ruido generado por el turismo. En Málaga, se han bloqueado nuevos alquileres vacacionales en 43 barrios de la ciudad, mientras que en las Islas Canarias se ha decretado que el 90% de las áreas residenciales deben destinarse a viviendas permanentes en los próximos cinco años.
Sin embargo, estas medidas parecen ser insuficientes para muchos. En España, la crisis de vivienda se ha visto exacerbada por el aumento de alojamientos turísticos, lo que ha llevado a numerosos ciudadanos a argumentar que las autoridades no están abordando la raíz del problema. Desde la Assemblea de Barris pel Decreixement Turístic de Barcelona, se ha manifestado que la promoción del turismo por parte de las autoridades está en contradicción con sus esfuerzos por mitigar los problemas que este fenómeno genera. A su juicio, es urgente adoptar políticas que prioricen la transición eco-social y la reducción del turismo masivo.
Por su parte, Nestor Marrero Rodríguez, secretario de la Asociación de Amigos de la Naturaleza de Tenerife, ha señalado que los nuevos proyectos de desarrollo en las Islas Canarias perpetúan la pobreza local y agravan la degradación del entorno natural. A pesar de la creación de un manifiesto que incluye medidas como un eco-impuesto turístico y limitaciones a nuevas construcciones, muchos consideran que los esfuerzos son meramente simbólicos y no abordan las causas profundas del problema.
En Ámsterdam, el concejal Sofyan Mbarki ha declarado que se han implementado más de 75 medidas para combatir el turismo desmedido, pero reconoce que aún queda mucho por hacer. Entre estas medidas se incluye la prohibición de nuevos hoteles y el control del número de camas disponibles en la ciudad. Si bien se han visto resultados positivos, la lucha por un equilibrio entre el turismo y la calidad de vida de los residentes continúa siendo un desafío.
En este contexto, se hace evidente que la lucha contra el overtourism no es solo una cuestión de regulación turística, sino que también implica un compromiso con la justicia social y la sostenibilidad ambiental. Las voces de los ciudadanos, que piden un cambio profundo en la forma en que se gestiona el turismo, resuenan cada vez más fuerte en el debate público europeo, reflejando una creciente conciencia sobre los límites que debe tener el desarrollo turístico para no comprometer la calidad de vida de las comunidades locales.