El pasado 30 de diciembre de 2024, un trágico accidente aéreo tuvo lugar en el Aeropuerto Internacional de Muan, Corea del Sur, cuando el vuelo 7C2216 de Jeju Air se salió de la pista al aterrizar, resultando en la muerte de 179 de las 181 personas a bordo. Este suceso ha suscitado un intenso debate sobre el diseño y la seguridad de las infraestructuras aeroportuarias en el país, resaltando la importancia de un enfoque más considerado hacia la ingeniería en el ámbito de la aviación.
Investigaciones en curso sobre el accidente
El avión, un Boeing 737-800, experimentó una aterrizaje forzoso tras un vuelo nocturno, aparentemente con los flaps y el tren de aterrizaje retraídos. La colisión del aeronave con un montículo de tierra y un muro de concreto, que se encontraba más allá del final de la pista, resultó en un incendio devastador. Expertos en aviación han señalado que la disposición de esta barrera podría haber jugado un papel crucial en la severidad del accidente.
Según Todd Curtis, fundador de Air Safe Media, la presencia de estructuras como el muro en la zona de aterrizaje puede dificultar la detención segura del avión. La investigación sobre las causas del siniestro tardará meses y se centrará en diversos aspectos, desde el mantenimiento de la aeronave hasta la programación de los pilotos y los registros de las grabadoras de voz de la cabina.
Los primeros indicios sugieren que un impacto con aves pudo haber contribuido a la posible pérdida de potencia en los motores. No obstante, los expertos advierten que la investigación se encuentra en sus primeras etapas, lo que dificulta la obtención de conclusiones definitivas.
Algunos especialistas en seguridad aeronáutica han indicado que, si el avión no hubiera chocado con el muro, la cifra de víctimas podría haber sido significativamente menor. En un análisis de las imágenes del aterrizaje, el consultor de seguridad aérea John Cox señaló que el avión estaba desacelerando adecuadamente hasta el momento en que impactó con la barrera, sugiriendo que la mayoría de las muertes se debieron a trauma por el impacto con el muro.
Es importante mencionar que las barreras más allá de las pistas son comunes y recomendadas en aeropuertos internacionales. Por ejemplo, en el Aeropuerto LaGuardia de Nueva York se han implementado sistemas de material de arresto ingenieril (EMAS), que son materiales diseñados para desacelerar un avión que se sale de la pista y prevenir que este se desplace hacia áreas más peligrosas. Sin embargo, la barrera en el aeropuerto surcoreano no parece haber sido frangible, es decir, no contaba con la capacidad de romperse, un aspecto que probablemente será objeto de un profundo escrutinio por parte de los investigadores.
Este trágico evento subraya la necesidad de una revisión exhaustiva de las regulaciones de seguridad en la aviación, así como un enfoque más humano y consciente hacia la infraestructura aeroportuaria, un tema que merece la atención no solo en Corea del Sur, sino a nivel global. La experiencia de países que han enfrentado situaciones similares podría ofrecer valiosas lecciones para prevenir futuros desastres en la aviación.
