El legado de la pandemia de COVID-19: cinco años después
Hace cinco años, un grupo de personas en Wuhan, China, comenzó a presentar síntomas de una enfermedad causada por un virus desconocido hasta entonces. Este patógeno, que más tarde se identificó como SARS-CoV-2, desató una pandemia que evidenció profundas desigualdades en el sistema de salud global y transformó la percepción pública sobre el control de virus mortales emergentes. Aunque el virus sigue circulando, la humanidad ha desarrollado cierto grado de inmunidad a través de las vacunas y las infecciones. Actualmente, su letalidad ha disminuido en comparación con los primeros días de la pandemia, pero su evolución constante requiere vigilancia continua por parte de los científicos.
El origen del virus SARS-CoV-2 sigue siendo un misterio. Los investigadores sugieren que es probable que el virus haya circulado inicialmente entre murciélagos, para luego infectar a otra especie, posiblemente a los perros mapache, las civetas o las ratas de bambú. Esta transmisión podría haber ocurrido en un mercado de Wuhan, donde se registraron los primeros casos humanos a finales de noviembre de 2019. Sin embargo, existe un debate en torno a la posibilidad de que el virus se haya filtrado de uno de los laboratorios de investigación en esa ciudad, lo que complica aún más la resolución de este enigma científico. La búsqueda de respuestas se ha visto obstaculizada por la tensión política y las alegaciones de falta de cooperación por parte de China, lo que podría prolongar indefinidamente el esclarecimiento de la verdadera naturaleza del virus.
En cuanto al impacto de la pandemia, se estima que más de 20 millones de personas han perdido la vida a causa del COVID-19, aunque la Organización Mundial de la Salud solo ha confirmado más de 7 millones de muertes reportadas por los países miembros. En Estados Unidos, se han registrado aproximadamente 900 muertes semanales en el último año. Los grupos más vulnerables, especialmente las personas mayores, continúan siendo los más afectados. La vacunación ha sido un avance crucial en la lucha contra el virus, con más de 13 mil millones de dosis administradas a nivel mundial desde 2021. Aunque los fármacos y las vacunas han demostrado ser efectivos, la aparición de variantes, como la omicron, resalta la necesidad de actualizar continuamente las vacunas y desarrollar nuevas estrategias para combatir el virus y sus secuelas, como el COVID prolongado, que afecta a millones de personas con síntomas persistentes y a menudo debilitantes.
